jueves, 15 de agosto de 2013

El Sumidero o Sima del Campo



Ayer miércoles 14 de agosto, un nutrido grupo de cueveros que no quedamos jartitos de la semana pasada, nos dirigimos al Pozuelo, en Cuenca, para visitar la Sima del Campo UTM (WGS84) 30T 0563199 4497543. En esta ocasión, el equipo lo formábamos, Mar, Ana ,Texma ,Pascual ,José Casanova, Lucas, José Luis y yo. En principio (y final) la idea era formar dos grupos, uno que instalase la vía principal de los pozos y otro el pozo Skat y cambiarnos a la vuelta. A tal efecto quedamos a las 8 en Madrid para recoger a Pascual en San Fernando, llegando finalmente la boca de la sima a eso de las 12. Nosotros veníamos desde Trillo a Villanueva de Alcorón, y tomamos el desvío a la derecha al Pozuelo. Poco antes de llegar hay un desvío a mano izquierda en el altillo, con un cartel de madera y una especie de punto limpio. Se toma esta pista de tierra que al poco gira hacia la izquierda y se adentra en el bosque que hay abajo.  Siguiendo esta pista, nos encontramos el primer desvío por el que se continúa a derechas (hay señal de madera) y atravesado el bosque y casi ya en la salida, nuevo desvío a la izquierda en la T. Unos metros más adelante se encuentra la amplia depresión vallada. Los datos mejor relatados y mas exactos se pueden encontrar en las paginas del club Viana, decir, que a pesar de ser el gafe del grupo, porque siempre estoy que si esto tiene mala pinta, que si mira que nubes, el funcionamiento hidráulico de este sistema kárstico, obedece a los períodos de intensas lluvias, dando lugar a repentinas crecidas, con elevado caudal, que se producen en cortos espacios de tiempo (en torno a 15-20 minutos). Un desgraciado accidente con dos compañeros muertos, ocurrido en junio de 1988, dan fe de la peligrosidad de esta cavidad cuando entra en carga.
Ante la posibilidad de una repentina crecida, nunca se optará por la instalación de la vía del Pozo Skat, ya que las galerías que conducen a él pueden cargarse de agua y ser conducidas hasta el pozo de 60 m, evacuándose por su misma cabecera, que puede quedar cubierta de agua, formándose una cascada muy difícil de evitar. Por lo que como nuestro compañero Ángel Mortacleto comenta, mejor no entrar con aviso de tormenta.
Dicho lo cual y con un parte metereológico ideal, empezamos la actividad a las 12,30 formando dos grupos, entrando primero el que iba a instalar los pozos y formado por Mar, José Casanova, Pascual y yo.  El resto del equipo bajaría por el pozo Skat.
La cavidad presenta una gran entrada de forma circular de casi 10 m de diámetro, que se abre a ras de suelo. Un resalte de 3 m conduce a una plataforma en un lateral, desde la que se accede fácilmente a dos grandes agujeros que conducen al interior del sumidero. El más grande se sitúa justo debajo de la vertical donde el arroyo exterior se sume, mientras que es por el otro, alejado de la cascada, por donde se realiza el descenso. Tras bajar un P10, se rodea una gran marmita, y se continúa por una amplia galería de sección ovalada, que se encuentra surcada por el arroyo procedente del exterior, que ha dado lugar a una reexcavación del cauce y a la formación de marmitas con agua. De la parte final de esta galería, de cerca de 100 m de longitud, parten dos vías de pozos, que vuelven de nuevo a unirse en la galería inferior, unos 85 m más abajo.
Siguiendo el cauce normal, se accede a la vía formada por pozos pequeños que se enlazan de modo sucesivo, separados por marmitas. Esta vía es de gran belleza, pero muy laboriosa en su instalación. Se inicia con una zona desfondada que es posible destreparla, si bien, es muy recomendable llevar a cabo un largo pasamanos por el techo para evitar el agua. Este conduce a un P6, al que le sigue un P12. En este pozo existe un pasamanos muy aéreo por la pared derecha, que finaliza, tras un recodo, en las placas de cabecera, evitando de esta forma el peligroso tobogán de agua que se forma a su salida (instalación realizada por la EME y G.E. Geológicas en 1994 – placas inoxidables tipo long-Iife) y que por cierto, debió de ser un titán el que puso los últimos parabolt. Nosotros no instalamos el pasamanos,  ya que el riesgo de agua era 0, y nos bajamos al tobogán. Desde esa cabecera baja, pusimos una chapa, ya que la que hay no ofrece mucha confianza. En este punto dejamos a José Casanova, que se retiró para hacer fotos de la entrada. Después se sigue por un corto meandro, que puede servir de refugio en caso de crecida, que conduce a un resalte de 4 m que precede a un nuevo P12, con mala leche, ya que hay que fraccionarlo a los pocos metros por los roces que aún con este, se producirán al cambiar de dirección el pozo siguiente. En este último pusimos nosotros una chapa en lugar de instalar en el parabolt. Aquí se me cayó la topo del Viana a la marmita del fondo y tuve que bajar por ella. Se mojo la tinta y ya fuimos un poco al tran tran, pero ya desde el siguiente p8 no tiene mayor complicación, y desde este punto oíamos ya a los compañeros que bajaron por la directa. Resaltar que el último fraccionamiento a escasos 3 m del final, del p12, es volado y como ya baja uno agotado, nos costo especialmente pasarlo. Situación que se complica, cuando, como le paso a Mar, 6 espeleólogos ociosos, se ponen a darte consejos para pasarlo cuando estas agotado. Le hicimos montar todos los aparatos de progresión de subida y bajada, ballestrinques de pedal, quitar la fracción, desatar del nudo. Agotador.

Nos juntamos en la sala final a las 4,30. El primer equipo estaba algo frío ya, asi que nos hicimos la foto de rigor, bajamos a ver el sifón, un poco de comida y agua y cambio de ruta, no sin antes plantearnos nuevamente, que tipo de deporte es este que hacemos, que una vez tocado fondo, unas risas y para arriba. Hay que resaltar en subida por el skat, el paso de la penuria, que como su nombre indica y con un cierto agotamiento por la infinidad de pozos y pasamanos en el descenso, puede resultar penoso, por su estrechez con giro y sin apoyo. Yo utilice el pantin. Una vez superado el paso, ya te encuentras con el tramo recto del pozo que es relativamente amplio y lavado, con coladas. Se sube cómodamente por los 8 fraccionamientos y se termina en una cabecera angosta, donde se sale por la derecha, en nuestro caso, ya que accedimos a el por la parte alta del meandro, y aunque es un poco estrecho, se puede uno apoyar cómodamente. Superamos la gatera por la izquierda y divisamos ya la cuerda de la otra vía, la de los pozos. Arrastrando la saca con 120 m de cuerda y su 14 mosquetas nos dirigimos a la salida con las últimas luces del atardecer, encontrándonos a José Casanova, trípode en mano, haciéndose fotos dentro de la gran marmita formada por la cascada de entrada. Nos hacemos la foto finis y a comer algo. Son las 8,10 de la tarde. Hemos empleado casi 8 horas en realizar las dos vías. Nos relajamos y esperamos al grupo de los pozos. La primera en salir es Ana a eso de las 9,40 y el resto del equipo lo hace a las 10,40, una hora mas tarde. El material utilizado fue para la vía Sakt, una cuerda de 120 aunque sólo se necesitan 100 y 14 mosquetones. Para la vía de los pozos llevamos 260 m y 40 mosquetones, usando algo menos de 200 y 35 mosquetones. Todos salimos cansados jurando no volver jamás a hacer el idiota hasta la próxima vez. Un café en el Km. 103 y vuelta a casa. Un día cañero para todos y aunque no tiene mucho sentido a veces lo que hacemos, siempre se me viene a la memoria el lema de las olimpiadas, más lejos, mas “abajo”, mas fuerte. Lo que no tiene sentido, es estar viendo la tele, mientras la arterioesclerosis te mata silenciosamente.



domingo, 11 de agosto de 2013

Cueva de la Leze



En esta ocasión, un nutrido grupo de cueveros, 9 inicialmente y 11 finalmente, aprovechamos el miércoles y jueves 7 y 8 de mes de agosto, para hacer una visita a la cueva cañón de la Leze y de paso, a la vuelta visitar Fuentemolinos.

Nosotros visitamos esta cueva cañón en agosto de 2007 y el recuerdo de lo divertida que es, se ha renovado con la visita, si bien la aproximación no la recordaba tan dura, o es que me estoy haciendo ya mayor.  La Leze o Lezea en vasco, significa sima o abismo

Salimos el miércoles tempranito y a las 8 a.m. ya reunidos en la gasolinera de mi pueblo, nos encaminamos hacia Egino, en la provincia de Álava, limítrofe con Navarra. Tras una parada en Aranda de Duero para recoger a Juanchi, del tirón nos metemos los 350 kms, llegando a eso de la 1 de la tarde. El equipo esta vez lo componemos, Félix, Txema, José Luis, Lucas, Juanchi, José Casanova, Pascual, Mar y yo. Posteriormente se nos unirán el jueves para visitar Fuentemolinos, Alberto y Javi.

Nos dirigimos hacia el farallón calizo donde se encuentra la boca, perfectamente visible dese la carretera. Es impresionante la gran barrera de piedra que hace de presa natural, formando una hoya abierta  S/N, donde por ambos lados, se haya fracturada por dos impresionantes hendiduras o bocas de más de 20 metros por 10 , que el agua utiliza para pasar. Antiguamente existió una central eléctrica y una canalización interior por tubería del agua hasta que una crecida que se lo llevó todo. El descenso de 150 metros se desarrolla en 13 rápeles sin problema, siendo el primero el más largo, si se accede a la cueva por el barranco de la izquierda. Nosotros, a eso de las 2 y pico iniciamos la ascensión cruzando por delante de la boca y tomando una vereda que va por la izquierda. A los pocos metros de andar nos empezó a caer la primera tormenta, que nos hizo refugiarnos en los árboles (a ver si nos caía un rayo para darle más emoción) donde coincidimos con una pareja de escaladores extranjeros con los que Félix estuvo de palique. El pollo no podía contener la risa al ver las pintas que teníamos los “jóvenes”, algunos con pantys de noche. Una vez escampado y viendo que el camino que tomamos se escarpaba y enriscaba, descendimos otra vez hacia la boca y en una brecha natural donde se ven barras de hierro oxidado clavadas a modo de quitamiedos que ascienden por la peña rota,  empezamos la ascensión, esta vez si, del camino que nos llevaría tras muchos sufrimientos (al menos para el que escribe) hasta el alto de la barrera caliza. El camino esta señalizado en subida con hitos hasta la cumbre. Allí desaparecen y nosotros nos fuimos muy a la derecha con el fin de tomar el descenso de forma escalonada, con lo que llegamos hasta el final del bosque de hayas y de ahí empezamos a bajar paralelos al arroyo sin agua que se dirigía hacia la boca. Aquí hizo acto de presencia la segunda tormenta que duró más, dando al bosque primigenio un punto de película de terror. Con una bajada complicada y divididos en 4 grupos, nos reencontramos todos a las 5,30 en la plataforma de tierra donde se prepara el personal. Nos cambiamos y empezamos el descenso con en principio 2 cuerdas, una de 40 m y 9mm y otra de 35 m y 10 mm a las que se incorporará la de Lucas de unos 20 m. La instalación la lleva a cabo Lucas y tanto Pascual como yo vamos retirando las cuerdas y pasándolas a cabeza. Los rápeles son cortos y cómodos y de ahí le viene el nombre de cueva cañón ya que parece más un cañón que cueva ya que no vemos en todo el desarrollo ninguna formación. Hay un pequeño sifón que dependiendo del agua se puede hacer mas o menos complicado, pero que ya alguien ha puesto una cuerda atada al arco para impulsarse. Cuando nosotros la hemos visitado no ha sido más que bajar la cabeza un poco y salir. Lucas, Mar y yo terminamos a eso de las 8 y los últimos compañeros salen en torno a las 9 ya que había algún problema en la recuperación de la última cuerda. Sin incidentes nos cambiamos mientras obscurece y entre charlas y risas se nos echa la noche.  Un gran día de espeleorisas y como dice el compañero Félix, de mucha cuevoterapia y buenos compañeros.