jueves, 14 de abril de 2016

Travesía Torca Juñoso Torca Ancha

Este pasado fin de semana del 9-10 de abril, hemos realizado una salida del grupo CE Silex. El objetivo elegido ha sido la travesía de Torca Juñoso a Torca Ancha. Los expeleos apuntados al evento hemos sido, Mar, Sonia y María, por parte de las féminas, o hembras beta, como pasarían ellas mismas a denominarse, después de la famosa sala del triángulo de las bermudas. Los machos alfa, formados por Pascual, Moreno, Cache, Jose MG, Manolo y el que suscribe.

Desde Madrid salió el primer comando formado por Mar, Pascual y yo, que nos fuimos el viernes por la mañana, ya que estamos jubilados y teníamos tiempo de sobra. Cogimos una casa rural en Camijanes, camino del Soplao. Esta zona es un poco más cara, ya que es turística y está entre San Vicente de la Barquera y la zona de Picos. Llegamos después de haber comido en Reinosa, en mi caso unos callos a la madrileña que nada tienen que envidiar a los del foro. Nos cambiamos (menos mal) y nos fuimos a instalar la salida (Torca Ancha). Tanto la topo, como los puntos gps de parking y bocas, los sacamos como viene siendo habitual del Club Espeleológico Viana, que se ha hecho merecedor del Premio ESPELEO 2016 a su labor divulgativa, premio más que justo por toda su labor de difusión y reequipamiento de cavidades.

El acceso nosotros lo hicimos por el otro valle y lo describiré por si a alguno le es de utilidad ya que no pudimos alojarnos en la zona propuesta por ellos. Fuimos hasta San Vicente de la Barquera y continuamos por la A8 hasta la salida 269, que pone indicación de cueva del soplao. Tomas la N634 un poquito para conectar con la CA181. Siempre siguiendo las indicaciones de la cueva del Soplao. Seguiremos la carretera en dirección a Rábago y Cueva del Soplao y ya arriba encontraremos un desvío a Roig, que una vez pasado, y muy cerca ya del parking de la cueva turística, veremos un camino a la izquierda con verja y paso canadiense que sortearemos por el lateral con cuidado (Datum WGS 84 – 30T 384927 4795372). Esta pista que no tiene pérdida, nos lleva al repetidor en lo alto de la montaña, donde dejaremos los coches (30 T 386774 4794563). Aquí hace un viento de mil demonios ya que es la primera barrera natural al mar. Pasaremos este dejándolo a la izquierda y por un camino poco marcado que comienza en un prado pegado al mismo, iremos descendiendo el cerro mirando a San Vicente. No hace falta abandonar el camino hasta las bocas, ya que se encuentra a pocos metros del mismo. Nosotros llegamos al tejo solitario situado a la izquierda del camino, del que hace referencia la leyenda,  y nos adentramos en el pequeño bosquecillo primario de la derecha, hasta dar con la boca de Torca Ancha (30 T 387668 4794624). La torca tiene dos boquetes, y nos dirigimos al pequeño, por el que bajamos en pasamanos hasta el gran tejo que sirve de anclaje natural para la vertical y que se encuentra equipado con un desviador de cuerda en buen estado. Bajamos los 19 metros volados de la torca, disfrutando de la belleza de la misma.  Ya en el suelo iremos hacia la única oquedad evidente que se ve al frente izquierda de espaldas a la cuerda. En la boca de la galería descendente montaremos un natural en un puente de roca a nivel de suelo, desde donde iniciaremos el descenso. Si bien la pequeña rampa no la requiere, esta se abre a otra a izquierdas que con un resbalón te tira al pozo de 22 por lo que conviene instalarla. Bajamos la rampa y nos vamos a la pared de enfrente  donde encontramos los parabolt para instalar el pasamanos que nos lleva a la boca del pozo. La bajada se realiza por la izquierda del mismo, donde se sitúa la cabecera y después de unos metros, fracciona para realizar los últimos 15 metros en volado.

Nosotros bajamos y descendimos la galería en rampa hasta que esta iba bajando su techo y nos dimos la vuelta. Para la instalación usamos una cuerda de 30 y otra de 45, así como tres cintajos.

Volvimos al coche, subiendo la pesada cuesta hasta el repetido ya de noche y regresamos a la casa, para reunirnos con el resto del grupo que llego al poco. Antes paramos en el pueblo, en la Taberna Cossio para reservar cena para el día siguiente.

En la mañana del sábado, a las 9, ya estábamos todos los participantes de la travesía. Nos acercamos a la cafetería de la cueva turística del Soplao, para ver si veíamos a nuestro antiguo compañero Juan Montero, que hace de guía de la visita multiaventura al Soplao, pero ese día no estaba. Tomamos café y salimos. La lluvia y la niebla nos hizo despabilar en los preparativos y dado lo numeroso del grupo, decidimos montar dos “comandos”. El primero formado por Moreno, Pascual, Sonia, Maria y Manolo, se encargaría de la instalación de la Torca Juñoso. Nosotros saldríamos una hora y media después, para no morir de frío en la boca, ya que es un pequeño agujero en medio de una ladera, sin cobertura alguna.

El resto del grupo, Mar, Cache, Jose MG y yo, nos dirigimos a la boca en el tiempo acordado. Esta se encuentra a 250 del famoso tejo, descendiendo por el camino, a mano izquierda y se ve rodeada por un vallado para evitar la caída de animales y personas. (30 T 387925 4794629). Tiene una entrada como ya he dicho, raquítica, en rampa descendente de 10 metros que finalmente se desfonda en dos pozos, uno de 4 m y otro mayor de 12. Este nos deja en una rampa de piedras sueltas superpeligrosa ya que tira piedras por la izquierda al otro p12 que se baja si vas a ver las Maravilla, y tira piedras por la derecha, que van a la sala que atraviesas después de bajar el citado p12 en dirección a las Maravillas. Ojo con esta zona. Descendemos la rampa con cuidado (como resultado, alud de piedras a la derecha) por un pasamanos en fijo y en vez de bajar el pozo para visitar la sala de las Maravillas, seguimos en pasamanos en péndulo que sortea el pozo y que nos lleva en dirección a la travesía. Ya habíamos decidido no visitar la galería ese día y hacerlo al día siguiente para no tener problemas de horarios.
En pocos metros, ascendemos a la cabecera entre coladas del p10 que fracciona en un natural en una estalactita del techo. Como no teníamos claro un par de pasos conflictivos, como así se demostró, dejamos todos los pozos en fijo por si había que dar la vuelta. Seguimos avanzando por una galería bellamente decorada por grandes formaciones, la mayoría fósiles, y llegamos por un pasamanos en fijo  a la cabecera lavada del p43. Este pozo volado, que también dejaremos instalado en fijo, tiene un desviador en al principio. Nos deja en una sala con abundantes formaciones y goteo, que descenderemos por la izquierda para subir nuevamente un pequeño resalte y descender, ahora por cuerda fija, hasta la sala de la unión, donde el resto del grupo nos espera. En esta sala nos perderemos cerca de una hora buscando la continuación, ya que la esperábamos hacia la mitad de la sala. La continuación se ve claramente, ya que hay un enorme catadioptrico, pero la verdad, en el sitio en el que está, uno piensa que por allí no es. Se encuentra en el segundo tercio de la sala, a la izquierda, arriba de una pequeña cascada y no se ve desde abajo, ya que es un pequeño nicho, al lado derecho del catadióptrico, por el que se accede a una larga gatera ascendente. Así que finalmente y después de rebuscar por toda la sala, escalamos los pocos metros hasta el agujero y empezamos a ascender por la gatera cómoda, que sigue el cauce de una cascada, hasta sobrepasar el aporte y continuar hacia arriba. Cuando ya parece que te has perdido, ya que los catadióptricos son pequeños y escasos, la galería comienza a abrirse y te lleva a un p9 instalado en fijo. Nosotros usamos nuestra cuerda, y luego eso si, recuperamos, ya que para caso de apuro se puede subir por la que hay. En la base tomamos por la izquierda y al poco encontramos una bifurcación, que tomamos por la derecha por detrás de una pequeña cascada. Ascendemos hasta una sala amplia y desfondada llena de barro donde nos hicimos la picha un lío y estuvimos más de una hora buscando la continuación. La anécdota es que esta sala o esta mal topografiada o el magnetismo de la misma invierte la polaridad de las brújulas, o una tercera, que piensas que estas donde no estas, porque, fueron las hembras beta, concretamente Mar, quien nos saco de allí, después de que los machos alfa, con dos brújulas en la mano (que marcaban lo mismo por supuesto) no fuéramos capaces. El truco consiste en que una vez sales de la gatera ascendente y con formaciones que tiene una gran fractura por el medio, no tienes que salir a la sala, que es lo que te pide el cuerpo, sino que justamente antes, a la izquierda por dos pasos estrechos, se sube a una gran galería que no se ve hasta que no has pasado estos pasos. Al poco de salir a la enorme galería, encontramos una cuerda en fijo a la altura de la rodilla que nos ayuda a modo de quitamiedos a ascender por algunos pasos delicados por la galería del alud por donde transitaremos sin dificultad gracias a los ahora si, visibles catadioptricos. Llegaremos al final de esta galería, y hacia la izquierda y abajo veremos otro enorme catadioptrico que indica la gatera descendente que nos llevará al paso del minino, paso en v a nivel del suelo por el que empezaremos a remontar hacia la galería del tobogán, bajando una larga y empinada rampa de barro, más bien seco, que nos dejan en la galería de la mina, donde vemos las antiguas vías férreas y troncos, así como alguna galería derrumbada, para un poco más allá y después de una bella sala, llegar a la galería de la vagoneta, donde paramos para comer y hacer más fotos. Desde aquí, el avance es rápido, ascendiendo por la siguiente empinada sala y subiendo por la amplia galería de la cabra hasta llegar a la base del p22 donde se encuentra la cuerda. Va ascendiendo el numerosos grupo (2 horas en salir el último, que fui yo desinstalando) y camino de la cuesta, con un tiempo de perros hasta los coches. Empleamos 10 horas en hacer la travesía. Entramos a las 12 de la mañana y son las 10 de la noche cuando quito el último cintajo, y eso sin ver la galería de las maravillas y con el pozo de salida instalado (que da igual ya que se puede hacer en el tiempo que se instala Juñoso, si el grupo es grande). Nos cambiamos y enfriamos y nos bajamos a cenar a la Taberna Cossio. Unas bien servidas fuentes de sopas de ajo, cocido y judías, con algo de cordero, huevos con picadillo y otras pitanzas, apuntalan la estupenda jornada y sonrisas y risas, con el telón de fondo de los vecinos de mesa entonando sus cánticos cántabros, ponen el colofón a un memorable día. 

Nos despedimos de Sonia y María que van para Santander, y por la mañana, de Moreno, Cache y Jose MG que se van para Madrid, y el resto nos encaminamos a  visitar la galería de las Maravillas y desinstalar Juñoso y los pozos de 10 y 43.Nos dividimos en dos equipos, Pascual y yo que fuimos a desinstalar el p10 y el p43, y Mar y Manolo, que fueron a instalar la rampa para la que usaron una cuerda de 50 mas una de 45 y algunos cintajos. La broma nos lleva 7 horas entre pitos y flautas, de las cuales 2,5,  las pasamos admirando la galería. Merece la pena,  ya que es la galería con más formaciones que yo he visto en todo lo que llevo visitado. Su estado de conservación es muy bueno teniendo en cuenta que es relativamente accesible. A la sala se accede al fondo de la sala a la izquierda, después de pasa una bella y ancha estalagmita blanca, remontando por una rampa de estalagmitas.Para subir no hace falta cuerda ya que hay una fija que te permite remontar los 4 o 5 primeros metros que son los malos.

Después de mil fotos, salimos desinstalando y todavía nos sacudió un chaparrón antes de llegar a la antena. Me acordaré de la p cuesta más que todas las penurias de la travesía, ya que la tuve que subir tres veces. Oímos el petardazo y vimos el humo del chupinazo de las fiestas de San Vicente, que sacaba a pasear a la virgen y nos cambiamos con un bello arco iris entre mar y tierra, con unas vistas privilegiadas de San Vicente. Otro día estupendo con la mejor compañía. Nos despedimos de Manolo, que volvía para Madrid y nosotros nos dirigimos hacia Bustablado para bajar el lunes a Hormigas. Pero eso , como dicen en el cine, es otra historia .


martes, 5 de abril de 2016

Sima del Tio Seis Dedos & Sima del Bancal de la Nevera

Este pasado sábado dos de abril nos hemos ido a visitar la zona de La Muela de la Madera hacia Tragacete, en Cuenca. En alguna otra ocasión ya hemos venido a bajar el Sótano de los Lamentos. En esta, los objetivos son, la Sima del Tío Seis Dedos y el Bancal de la Nevera y para ello madrugamos un poco más de lo habitual y a las 8 a.m., después de tomarnos un café en la churrería, salimos desde San Fernando de Henares en dirección a Cuenca. Los espeleos somos en esta ocasión Mar, Pascual y yo. La ventaja de los grupos reducidos es que el tiempo no se va tanto. Llegamos prácticamente a Cuenca por la autovía A40 y a unos pocos kilómetros antes, nos desviamos en el puente en dirección a la ciudad encantada, a mano izquierda, por la CM2110. Esta carretera muere en la CM2105 por la que continuamos hasta Uña. Paramos para tomar otro café y abordar el último tramo de viaje y continuamos por la misma carretera en dirección a Tragacete, subiendo el impresionante farallón calizo, hasta el pk 43 donde nos desviaremos a la izquierda por una carretera que se adentra en La Muela. Seguimos unos 6 kms hasta un desvío indicado claramente, que separa la dirección de las Majadas a la izquierda y el Refugio de la Alconera recto. Nosotros continuaremos por la principal y como a unos 3,5 kms encontraremos el refugio de la Alconera. Nosotros, visitaremos primero la sima del Tío Seis Dedos, por lo que continuamos por la pista otros 3,5 kms y subiendo tras un par de curvas pronunciadas, nos encontramos con la sima a mano izquierda (Datum WGS84 30 T 595288 4466197 – Datos obtenidos del Club Viana, que están clavados).
Dejamos la furgoneta lo mejor que pudimos en una de las curvas, y bajamos a la dolina. Ya se percibe que en época de lluvias, la sima se puede convertir en un embudo importante.  Instala Pascual y tras localizar los dos parabolt en una roca alejada, nos lleva a un pino que nos acerca a la cabecera. Bajamos el primer pozo que nos deja en una rampa poco pronunciada que termina en un pasamanos sobre estalagmitas, hasta buscar la vertical del p50. La cabecera se encuentra en el techo, pero no reviste complejidad al poder apoyar ambas piernas a los dos lados de las paredes para fraccionar.
Bajamos sin usar los dos primeros fraccionamientos, que son opcionales y que deberíamos de haber instalado, ya que en cuanto bajamos los 10 primeros metros, empezó a caernos agua y según descendíamos el chorro iba aumentando. Un par de fraccionamientos más, el último en pared contraria (no recuerdo bien) y aquí ya el chorro y el goteo del pozo es total. Debe de ser así prácticamente todo el tiempo, ya que los palos que hay en el fondo del pozo se ven ya concrecionados. Empezamos a subir a toda prisa y de ahí que mejor hubiese sido no esperar tanto en el p50 para entrar en calor. Salimos empapados, y especialmente el que suscribe que se ocupó de la desinstalación. Nosotros usamos 14 mosquetones, una cinta para el pino y tres cuerdas, ya que no se ajustaban a las medidas requeridas. 2 de 50 y 1 de 45 uniendo en el penúltimo fraccionamiento. La ficha técnica la tenéis en el Viana.

Nos cambiamos al sol y nos fuimos a comer algo al refugio. Tendimos la ropa y gracias al esplendido día, nos pudimos secar y disfrutar de la naturaleza. Bocata de bonito en escabeche con pimientos del piquillo, en pijama, al sol y con buena compañía. Después de comer valoramos el camino al Bancal y subimos andando un tramo ya que no llevábamos mi todo terreno. Andamos unos 200 metros por el arroyo que hace de camino y finalmente Pascual dijo que palante. Subimos los 2,5 kms que marcaba el gps encogidos por no partir el carter siguiendo el p arroyo. Trepamos peñas y dimos con la nieve y a escasos 200 metros dejamos la furgo en un alto y ascendimos por las peñas hasta el Bancal. Había aún restos de nieve por lo que deducimos claramente que el nombre era bastante apropiado y temiéndonos lo peor nos fuimos a la boca. (Datum WGS84 30 T 0597015 4464806 – Datos Viana clavados).
El Bancal es un pozo de 69 metros que tiene una belleza particular. Desde su base se ve la luz del día. Nosotros bajamos con 2 cuerdas, una de 54 y otra de 46 y la cuerda llego justa faltando medio metro para tocar el suelo de la rampa y 11 mosquetones. Se ancla a un árbol para en pasamanos coger la vertical del pozaco. El primer largo,  hay que desviarlo en pared contraria y desciende hasta una especie de repisa reguero desde donde baja hasta una verdadera repisa con pasamanos donde nos mojamos un poco, pero nada que ver con la anterior sima. Desde la repisa, ya a pocos metros relativamente, bajamos a la base de la larga rampa llena de troncos y piedras sueltas, que hace divertido el descenso hasta que la cavidad gira a la izquierda hacia una chimenea que no llegamos a subir. Desinstalo yo también esta sima y vuelta. Salimos de día, cosa que agradecimos, y durante el regreso vimos más ciervos que en todas las salidas juntas. Esta zona es una reserva impresionante. Sin exagerar, las manadas se sucedían ya en prados ya en el interior de bosque. Impresionante. Vuelta sin parada ya que en lo alto del Bancal sonó el teléfono y tuvimos que volver sin parar, ya que Pascual tenía que relevar a su mujer que tenía que salir a trabajar, con lo que nos espabilamos y a las 10 y poco estábamos ya en San Fernando.  La verdad es que se nos dio de miedo y rompimos por fin con el horario Talpa, consiguiendo el objetivo y sobrándonos un poco de tiempo para la comida. Espectacular día que disfrutamos juntos en plena naturaleza, haciendo lo que nos gusta.