Como culminación a un fin de semana de no parar, este pasado lunes 24 de septiembre, y como salida express de Cueveros, nos juntamos Felix, Manu, Jose Mª, Ramón, Mar y yo y emprendimos ruta hacia Basconcillos del Tozo, en plena comarca de La Lora, Burgos. Se llega a esta localidad por la carretera que lleva a Aguilar de Campoo. La cueva se sitúa al margen derecho de la carretera a unos 300 metros en un valle ciego que finaliza en una pared caliza por donde se sume el río Mundilla, que más que río parece arroyo, al menos en épocas de estiaje. Llegamos con los coches por un camino de tractor hasta la misma pradera previa a la entrada del río por el macizo calizo y allí nos equipamos con los neoprenos por si es necesario avanzar por el curso activo, ya que ninguno de los que vamos hemos conseguido localizar la gatera que comunica con la Sala de las Dunas y con la salida por la Hoya de los Caracoles. Entramos pues por el curso del río que al poco se desvía a la izq. por galerías inundadas y nosotros avanzamos hacia la derecha hacia la Sala de los Basconcillos (105x98 metros) que en época de lluvias se llega a inundar por completo dejando restos por todas partes como podemos observar. Tomamos dirección hacia unos bloques por donde se prosigue por un paso no muy amplio hasta alcanzar la Galeria Munilla, de unos 450 metros y de un porte acañonado con amplitudes de 6 a 20 m de ancho por 5 a 10 m de alto. Al poco volvemos a encontrar el río y revisando las pozas de poca profundidad que se forman en meandros y demás empezamos a ver cangrejos de río por todas partes. Aparentemente son de la especia española. A medida q progresamos nos da más y más la sensación de ir por un cañón de altas paredes, de hecho la galería se llama así, Galería del Cañón, que termina bruscamente cuando el río se filtra por la izquierda dejando a mano izquierda una rampa con desprendimientos (La Sala de las Animas) por donde intentamos localizar la gatera de conexión con el resto de la cueva. Lo intentamos a media altura, dando con una pequeña sala y tres gateras con surco que después de revisar determinamos no son de continuidad. Poco después subimos más altura y a la izquierda damos con unos reflectores y una entrada a otra gatera de unos 30 metros que aparentemente y por la descripción de la longitud de la gatera buscada no es lo que perseguimos, abandonándola a pesar de la corriente de aire reinante. Cuando ya habíamos decidido volver y hacer las correspondientes fotos, Manu y yo proseguimos por el cauce seco del rió al frente y tras un paso sifonable que pasamos a gatas volvemos a dar con agua y atravesando distintos pequeños lagos acabamos dando con la Sala de las Dunas. Revisamos un poco la topo y volvemos a por nuestros compañeros. Por esta ruta hay que mojarse hasta el pecho en algunos tramos pero sin necesidad de nadar en ningún caso. Retornamos todos y exploramos la inmensa sala de las Dunas viendo sus espectaculares formaciones y llegando hasta la gatera de conexión, por el otro lado pero que al final no entramos. Ascendimos la rampa llegando a la galería Anticlinal y salimos por la Hoya de los Caracoles, no sin antes reparar en una excavación clandestina que dejo al descubierto costillas humanas y trozos de cerámica, así como hueso de animales. Salimos al aire libre y paseamos hasta el arco natural. Una vez realizadas las correspondientes fotos retornamos el camino andado sin llegar al sifón terminal a unos 280 metros. A la vuelta el compañero Felix realizó el reportaje fotográfico de la cueva.
Una vez fuera he de decir que no nos sobró el neopreno de 5 ya que pasamos bastante tiempo en el agua entre idas y venidas y haciendo las fotos y lo que en un principio fue un calvario cuando intentábamos dar con el paso de la gatera a la sala de las Dunas se comvirtió en una bendición.
A la salida y ya cambiados dimos cuenta de una suculenta merienda entre coches ya que el viento estaba peleón.
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