Como última actividad del largo fin de semana del Pilar, y como espina clavada en carne de la anterior ocasión, el grupo de cueveros que no conociamos más allá de la sala de los fantasmas de coventosa (WGS 84) 30T 0450591 4788956 Alt. 301m, decidimos, provistos de neoprenos y botes neumáticos, llegar a los lagos e intentar visitar la galería de las escéntricas y el agujero soplador. Esta visita iba a ser guiada por un compañero del grupo, que finalmente no pudo venir por problemas personales, con lo que nos encontramos los 6 cueveros, Roberto, Cache, Pascual, Manu, Mar y yo compuestos y sin guía. Esta vez estábamos determinados a encontrar la gatera descendente que te baja al fondo del cañón, por lo que avanzamos por la red de entrada, generalmente pegados a la derecha hasta llegar al pozo en rampa de 10 metros que equipamos. En este punto, Roberto decidio darse la vuelta. Una vez abajo y mirando a la pared de descenso, el resto del equipo, tomamos a la izquierda hasta una repisa colgada de unos 3 m. equipada. que esta a unos 15 metros de la cuerda. Subimos la cuerda y tras dejar las dos grandes bocas de la izquierda y entrando ya en un tramo a gatas al fondo a la derecha, tomamos la primera gatera a la izquierda descendente. Bajamos por ella hasta llegar a una rampa donde esta instalada una cuerda, que en dos tramos, te situa en un enorme bloque que bordeamos. Seguimos bajando hasta el fondo del cañón. Iniciamos el recorrido por el fondo y al poco encontramos un pasamanos a mano izq. que nos deja en una cuerda para bajar unos 6 metros y no tener que seguir por el pasamanos. La sala y pozo que divisamos desde el pasamanos es impresionante.Una vez abajo de esta cuerda seguimos bajando hasta otro pasamanos por el que asciende Manu, esperandole nostros en una rampa que da acceso al río. Al comentarnos que no era por alli y que se podia llegar al río directamente por la rampa, decidimos bajar la rampa, meternos en el agua y ahí se produce el error de párbulos. En vez de tomar río arriba por los gours, tomamos río abajo hacia cuvera. Al poco ya empezamos a encontrar las salas con agua y decidimos tomar un refrigerio e hinchar los botes. Cache, como siempre, en su bote estanco llevaba, además de tabaco, una cerveza y chorizo , jamon y queso. Dimos cuenta de todo ello y procedimos al hinchamiento de botes. Parecía aquello el camarote de los hermanos marx. Lo que nos pudimos reir a la hora de enbarcar. Avanzamos por el río hacia una sala que sifonaba y atravesamos un techo a unos 20 cms. desde la pared al agua. Tanto se agachaba el personal que Cache volco el bote con la consigueinte revolucion y posterior escojono. Ahora nos reimos, pero hubo momentos un poco tensos. Cada uno llevaba su bote a excepción de Mar y yo que llevabamos uno doble. La sala se sifonaba y decidmos que era imposible que aquellos fuesen los lagos. Remontamos por encima de la sala hasta llegar a una zona donde se veía el principio de un enorme lago pero con dificil acceso. Por el otro lado, Pascual y Cache llegarón hasta donde la galería se sifonaba. Una vez todos reunidos en la sala posterior a los gours, Mar nos informó de lo evidente, estabamos río abajo en vez de subir. Con los botes hinchados remontamos los gours, y poco a poco ibamos avanzando y navegando aquellos tramos que podíamos, hasta el resalte de 3 m. donde después de pasar los botes, Manu avanzó un tramo para ver si estabamos cerca del primer lago. Bajamos el r2 y en el fondo esperamos la vuelta de Manu. Nos confirmó que no había llegado al primer lago, por lo que teniendo en cuenta la hora y que Cache se encontraba cansado, decidimos volver. En la cuerda, Cache se desfondó y el resto, aunque corto fue una tortura para el. Como aún nos quedaba un poco de tiempo hasta que Roberto volviese a recogernos, Manu, Pascual y yo decidimos visitar la sala de los fantasmas que Manuel no conocia, mientras Cache y Mar iban saliendo. Al final, un día de risas y cuevas. Quedo allí jurado que volveríamos, pero ya con el tema más controlado. Esta cavidad puso de manifiesto que en cualquier actividad, por sencilla que parezca, se puede complicar hasta llegar a causarte un problema. El error de orientación que cometimos, unido a que nos pusimos los neoprenos desde el principio, y el posterior esfuerzo de acarrear los botes hinchados por no desinflarlos y volverlos a inflar, provocó el agotamiento de un miembro del equipo. Como quiera que en el fondo estabamos a poco más de una hora y media de la salida no fue más que un pequeño percance sin incidentes, pero hay que valorar que en las grandes cavidades, el conocimiento y la previsión son fundamentales. Volveremos.
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