En esta ocasión, la salida formaba parte de las
actividades programadas del grupo, y en principio se iba a realizar una
clásica, visitando la Torca de los Morteros, hasta la galería Alberto. Como
quiera que en esta ocasión se invitó a Paco, dueño de la tienda Laser y miembro
del Club Talpa, al que hemos pertenecido unos más que otros, y el estaba un
poco cansando de esta zona, ya que estuvo más de 8 años de exploración en la
Torca, nos avinimos a visitar otra que él había transitado hace más de 20 años
y que recordaba menos, el segundo piso hasta el pozo de 83 m. y vuelta hasta la
intersección con el P120.
En principio la salida iba a ser el fin de semana del 21
al 23 de noviembre, pero como alguno de los participantes venía directamente el
sábado (día de la actividad) desde Madrid, decidimos hacer lo mismo. A las 6,45
salimos desde San Agustín, Pascual, Mar y yo y nos reunimos todos a la subida
al Puerto de la Sía en el desvío al camino que nos aproxima a la zona de la Torca.
Allí nos reunimos con Sonia, María y Moreno, y poco después llego Paco.
Como ya la habíamos visitado en este julio pasado, nos
evitamos la pérdida anterior, entre otras cosas por no haber revisado la
documentación del Club Viana que describía la aproximación. Esta vez fuimos
directos siguiendo las torres de un antiguo remonte hasta la torre de
electricidad y de ahí, bordeando el bosque, hasta el corte en la pared que poco
más allá deja un paso empinado para subir y seguir bordeando por el bosque hasta
el lapiaz y la boca (Datum WGS84 30T 0451585 4777409 alt. 1288 m). Al
final entre unas cosas y otras, como siempre
y a pesar de ser otro club, llevamos el horario Talpa, ya que empezamos a bajar
a la 1 de la tarde. Como ya he descrito la primera parte de acceso en un
anterior post, paso a relatar a partir de la bifurcación que se encuentra
destrepando una gran colada fósil que se sume en un meandro desfondado en
dirección este. Esta fue la vía utilizada en la anterior visita para bajar al
segundo piso. En esta ocasión, cambiamos de dirección hacia el
oeste (derecha) y empezamos a ascender una gran tolva de arena y piedras de
considerable tamaño hasta el denominado agujero soplador, que en esta ocasión
no soplaba prácticamente nada. Desde este punto se da acceso a una sala de
medianas dimensiones con formaciones completamente descalcificadas siendo la
más representativa una gran columna que se asoma a la siguiente sala de grandes
dimensiones donde se sitúan las cabeceras el imponente P120 y otro pozo lateral
de poca profundidad, al menos a vista. Desde este punto, iniciamos la
instalación de un largo pasamanos quitamiedos que nos permitiría franquear por
la izquierda, el gran cono que forma el P120 en su cabecera. Para la ocasión
utilizamos (de cabeza) 5 chapas de 8 y mosquetones, con dos cuerdas de 30. En
su parte central, el pasamanos se ancla a una estalagmita. El segundo tramos
esta instalado en fijo sin ninguna garantía por lo que lo reequipamos. Este
segundo tramo es una cresta ascendente que nos tenía un poco preocupados ya que
los recuerdos de algunos compañeros la hacían más de equilibrista que lo que
fue. No se si por acción del paso de la gente o vaya usted a saber, pero el
paso es ancho. Me acordé de nuestro compañero Cache, que en esta ocasión no nos
ha podido acompañar, ya que de estar, lo bautizaríamos como el paso del
cocodrilo II. Superado el obstáculo, la galería sube en una pequeña rampa hasta
la siguiente galería alargada y desfondada donde a la izquierda arriba esta el
acceso al impresionante pozo amable de 233 metros. A la vuelta nos asomamos a
la cabecera, pero debido a la gran humedad reinante en la zona no pudimos
divisar la negrura de sus profundidades. Pasada la galería, en su final, a la derecha,
encontramos la zona de conexión con el segundo piso, en forma de gatera
descendente a modo de rampa que nos sitúa en el primer P9. Al metro y medio de
bajar, pusimos cuerda en un pequeño puente de roca en el techo que nos sirvió
para asegurar el descenso de los restante 4 metros de rampa, si bien, no es
necesaria, ya que la cabecera no se
encuentra directamente en la vertical de la rampa, situándose un poco a la
derecha. Instalamos el P9 con reaseguro y cabecera en techo (aquí puede venir
bien un clown siendo suficiente), que nos deja en una sala de medianas
dimensiones donde bajando por rampa de cascotes y arena (tónica general de todo
el segundo piso) se vuelve a sumir en un pequeño meandro que se desfonda a la
derecha hacia la cabecera del último obstáculo, un P13. También es esta ocasión
instalamos cuerda en el meandro, más para subir que para bajar, ya que tiene un
primer resalte de 2 metros completamente vertical. El P13 tiene un pequeño
péndulo en el único fraccionamiento que tiene.
Nos dejó en lo alto de una rampa de arena, desde donde
nosotros tomamos dirección oeste. Mirando a la pared de bajada hacia la
derecha, ya que a la izquierda, la galería se medio colapsa por un caos de
monumentales bloques, que a través de ellos se accede a otro tramo del segundo
piso y que comunica con el P120, que visitaremos a la vuelta.
Avanzamos por la amplia galería entre bajadas hasta el
final de la galería que acaba bajando por una rampa llena de bloques para luego
subir y terminar cerrándose. Poco antes del final tomamos una pequeña galería
abajo a la derecha repleta de formaciones coralinas con una columna donde se
aprecia en la formación el efecto de la corriente de aire. Este conducto nos
lleva a la cabecera del P83. Desde aquí y después de un pequeño refrigerio
(Alguien se trajo ya los polvorones y mantecados ), emprendimos la vuelta,
visitando el resto del piso hasta donde es taladrado literalmente por el P120,
siendo la morfología de este último tramo distinta a la completa fracturación
con desprendimientos que hemos venido observando en todo el recorrido anterior.
Nos asomamos también al pozo sonoro y vuelta. Tuvimos un pequeño incidente sin
consecuencias en la base del P9 por desprendimiento de roca de unos 4 kgs. que
bajó la rampa a toda velocidad y salto por el hueco sin impactar a nadie milagrosamente,
especialmente a Mar que la pilló en la zona más estrecha.
Salimos poco a poco sin más sobresaltos. En esta ocasión,
como casi siempre instaló Moreno y Paco y desinstalamos Pascual y yo. El tiempo
nos respeto y nos dejo cambiarnos sin mojarnos. Empleamos 10 horas en el
recorrido, si bien nos lo tomamos a modo de paseo. Entre pitos y flautas a las
11,30 salíamos disparados los que teníamos reservada la pernocta en Asón, con
el fin de que nos diesen algo de comer.
Por último, pero no menos importante, le traslado desde
aquí todo mi agradecimiento y el de mis compañeros, a Pepe Serrano del Club Viana, que gracias a
su actitud y e información, nos ha permitido disfrutar de un estupendo día
haciendo lo que nos gusta.
2 comentarios:
Bueno José María desde aquí mi agradecimiento de vuelta. Toda la información de que disponemos sabed que es vuestra.
Pepe Serrano
Club Viana
Gracias Pepe
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