En
esta ocasión y con un poco de fortuna por nuestra parte, nos hemos ido a la
montaña Palentina, ya que acabábamos de aterrizar de un finde en la montaña de
Valencia, (Dos Aguas y Millares) donde habíamos hecho un par de preciosos
barrancos, el Otonel y el Nacimiento, con la cascada más espectacular que yo he
visto. Ante la idea de poder visitar la cueva de Agudín, que discurre bajo el
Espiguete, en su ladera sureste, dentro del parte Natural de las Fuentes
Carrionas y Fuente Cobre, no tuvimos
duda. Al final nos apuntamos María, Julio, Juanillo, Fer, por parte de los
cántabros, Ionel, que será nuestro guía desde Burgos y Mar y yo, desde Madrid.
Los cántabros, a excepción de Fer, volverán a su casa, y Fer se bajará a Madrid
con nosotros. Nos reservó Ionel en la Hornera de Bernardo, Hotelito rural en el pueblo
de Ventanilla, en la cola del embalse de Cervera-Ruesga. El sitio una preciosidad,
el alojamiento insuperable, con cena y desayuno incluidos en el precio.
Nosotros
llegamos el viernes tarde y ya nos estaba esperando Ionel, más conocido por su
apodo de las redes, Juanito Polaris. Nos tomamos algo y cenamos disfrutando de
la paz de un sitio que a día de hoy no está masificado. Esta parte de la
montaña palentina se me parece mucho a la zona de donde son mis padres, del pantano
del Porma. Montes no muy altos y densa vegetación con pueblos pequeños. Este
pueblo tuvo más suerte, ya que el de mis padres también estaba en la cola pero
no dejaron quedarse.
Dormimos
con un poco de calor, que para los lugareños era totalmente inusual (29 de
junio 2019). La cama estaba preparada con manta y edredón, y la temperatura
andaba por los 36.
A
la mañana, desayunamos abundantemente y nos fuimos para el Puente de Agudín,
enclave estratégico a los pies del Espigüete y cerca del Curavacas, ambos picos
muy frecuentados por los senderistas y alpinistas. En el puente hay un
chiringuito donde estaba el paisano que le dio la llave a Juanito, ya que la
cavidad se encuentra cerrada. El chiringo se pone a tope en verano por la gente
que va. Aquí habíamos quedado con los cántabros que llegaron a su hora. Nos
cambiamos y tomamos café de puchero y encargamos una tortilla para la vuelta.
Cruzamos el puente y tomamos el camino que discurre por la margen derecha del
río unos 150 metros
para luego subir unos 40. La cueva viene señalizada en los planos del iberpix
(UTM ETRS89 356348 4754690).
La
cavidad aparenta ser el desagüe del macizo. Según Juanito, hay por encima una
sima de unos 400 metros .
Nada más entrar nos encontramos con una gran sala (Sala de la Playa 30x15) y notamos que
se trata de una cueva activa por la humedad reinante. La galería nos va
llevando primero a la derecha y luego a la izquierda, y ya vamos observando
bonitos espeleotemas, y como a unos 150 metros , nos
encontramos con un ramal que sale a la derecha y que seguiremos por una bella
galería de forma triangular (Galería Baja del Mohino) y con muchas concreciones
hasta un tapón de tierra que todos los años se excava para dar paso a una larga
gatera que da a la zona de Cuasimodo, que nosotros no visitamos. Volvimos sobre
nuestros pasos para seguir por la izquierda unos metros hasta llegar a una
gatera descendente de unos 2
metros . Es fácil identificarla ya que se suele sifonar y
justo a la derecha hay una cuerda instalada con una cabecera en Y a unos 3 metros del suelo y que
sirve para bypasearla.
Nos
metemos para abajo y nos deposita en una minimarmita, donde hacia arriba,
veremos una cuerda que da paso al primer tramo de la Chimenea de la cuestión.
Remontados los 5 primeros metros, Juanito tiene que subir el resto de la
chimenea rampa a puro huevo para poner una cuerda que nos facilitará el
transito, sobre todo a los que ya andamos peor de agilidad. Unos 8 ó 10 metros más arriba, nos
encontramos en otro mundo. Aparecemos en un gigantesco cañón cuyas paredes
moldeadas con suavidad por el agua brillan de humedad. A pesar de que
posteriormente veremos cosas bonitas, esta para mi, es tal vez la más
llamativa.
Aquí
es donde uno puede despistarse ya que nos encontramos en un enorme caos de
bloques que iremos ascendiendo hacia la izquierda, primero en dirección este y
luego NO. Por esta zona cada uno paso por donde le fue mejor. Reseñar que hay
hitos pero cuesta encontrarlos. De todas formas, la galería no tiene pérdida y
si no puedes porque te despeñas (más a la vuelta que a la ida), pruebas por
otro lado. Una vez a nivel, nos encontramos en una zona que en el centro tiene
una formación espectacular, en general esta zona es una pasada y aquí nos
dedicaremos a hacer fotos, ya que el suelo esta cubierto de grandes gours. La
continuación es subiendo por una colada a través de una cuerda que nos da paso
a otra rampa colada. Toda esta zona esta plagada de formaciones cada cual más
bella. Al final la galería ascendente se estrecha considerablemente (Galería de
los Driles) y tendremos en algún punto una cuerda pequeña para superarla y
subir a una zona concrecionada. Aquí el truco es no mojarse mucho ya que el
meandro tiene agua y esta superconcrecionado con lo que dificulta la progresión
si tratas de no manchar mucho.
Esta
galería nos va a dejar en el fina practicable de la cavidad, la sala del lago
terminal, a +46 m ,
donde se puede apreciar en sus paredes los golpes de gubia así como el paso
humano, ya que en el fondo hay una aleta de buceador, que no han querido
quitar, imagino que para contarnos la anécdota de un par de
“profesionales” que casi se ahogan allí
y sobre todo como aviso a navegantes.
Este
sifón no ha sido franqueado y con claridad aparenta dar continuación a la
galería y a la cavidad.
A
la vuelta hicimos varias fotos en el cañón y en la galería del Mohino y para
fuera que la cavidad es húmeda y al final no nos metimos el mono interior de
espeleo y pasamos un poco de frío al parar tanto para hacer las foto. Menos mal
que mereció con creces la pena.
Un
vez afuera, nos fuimos directos al bar a devolver la llame y tomarnos lo que a
cada uno le venía bien, eso si, vestidos de romano. Nos cambiamos y nos fuimos
otra vez al bar a comernos esa tortilla y las provisiones que traían nuestros
amigos cantabros. Se estaba de muerte a la sombra del gran chopo y a orillas
del río Carriel. Al final salíamos de allí con la tarde bien entrada. Yo ceo
que echamos unas 5 horas pero en esta ocasión no tome tiempos. Nos despedimos
de María, Julio y Juanillo , que volvían a Santander y Juanito, Fer, Mar y yo
nos volvimos para Ventanilla, donde cenamos tranquilamente comentando las mil
batallas de los cueveros. A la mañana siguiente y sin actividad programada, nos
fuimos hacia Cervera a ver a un amigo de Ioneal que tiene un parque de
tirolinas (El robledal del Oso), y que fue uno de los exploradores de la
cavidad y luego a comprar unos quesos a Salinas del río Pisuerga y donde
también cominos y vuelta para Madrid. Dar las gracias a mis compañeros por
estos momentos bien vividos y esperar seguir compartiendo nuestra afición
muchos años.
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