Este
pasado fin de semana del 9-10 de abril, hemos realizado una salida del grupo CE
Silex. El objetivo elegido ha sido la travesía de Torca Juñoso a Torca Ancha.
Los expeleos apuntados al evento hemos sido, Mar, Sonia y María, por parte de
las féminas, o hembras beta, como pasarían ellas mismas a denominarse, después
de la famosa sala del triángulo de las bermudas. Los machos alfa, formados por
Pascual, Moreno, Cache, Jose MG, Manolo y el que suscribe.
Desde
Madrid salió el primer comando formado por Mar, Pascual y yo, que nos fuimos el
viernes por la mañana, ya que estamos jubilados y teníamos tiempo de sobra.
Cogimos una casa rural en Camijanes, camino del Soplao. Esta zona es un poco
más cara, ya que es turística y está entre San Vicente de la Barquera y la zona de
Picos. Llegamos después de haber comido en Reinosa, en mi caso unos callos a la
madrileña que nada tienen que envidiar a los del foro. Nos cambiamos (menos
mal) y nos fuimos a instalar la salida (Torca Ancha). Tanto la topo, como los
puntos gps de parking y bocas, los sacamos como viene siendo habitual del Club
Espeleológico Viana, que se ha hecho merecedor del Premio ESPELEO 2016 a su labor divulgativa,
premio más que justo por toda su labor de difusión y reequipamiento de
cavidades.
El
acceso nosotros lo hicimos por el otro valle y lo describiré por si a alguno le
es de utilidad ya que no pudimos alojarnos en la zona propuesta por ellos.
Fuimos hasta San Vicente de la
Barquera y continuamos por la A 8 hasta la salida 269, que pone indicación de
cueva del soplao. Tomas la N 634
un poquito para conectar con la CA 181.
Siempre siguiendo las indicaciones de la cueva del Soplao. Seguiremos la
carretera en dirección a Rábago y Cueva del Soplao y ya arriba encontraremos un
desvío a Roig, que una vez pasado, y muy cerca ya del parking de la cueva
turística, veremos un camino a la izquierda con verja y paso canadiense que
sortearemos por el lateral con cuidado (Datum WGS 84 – 30T 384927 4795372).
Esta pista que no tiene pérdida, nos lleva al repetidor en lo alto de la
montaña, donde dejaremos los coches (30 T 386774 4794563). Aquí hace un viento de mil demonios ya que es la primera barrera natural
al mar. Pasaremos este dejándolo a la izquierda y por un camino poco marcado que
comienza en un prado pegado al mismo, iremos descendiendo el cerro mirando a
San Vicente. No hace falta abandonar el camino hasta las bocas, ya que se
encuentra a pocos metros del mismo. Nosotros llegamos al tejo solitario situado
a la izquierda del camino, del que hace referencia la leyenda, y nos adentramos en el pequeño bosquecillo
primario de la derecha, hasta dar con la boca de Torca Ancha (30 T 387668
4794624). La torca tiene dos boquetes, y nos dirigimos al pequeño, por el que
bajamos en pasamanos hasta el gran tejo que sirve de anclaje natural para la
vertical y que se encuentra equipado con un desviador de cuerda en buen estado.
Bajamos los 19 metros
volados de la torca, disfrutando de la belleza de la misma. Ya en el suelo iremos hacia la única oquedad
evidente que se ve al frente izquierda de espaldas a la cuerda. En la boca de
la galería descendente montaremos un natural en un puente de roca a nivel de
suelo, desde donde iniciaremos el descenso. Si bien la pequeña rampa no la
requiere, esta se abre a otra a izquierdas que con un resbalón te tira al pozo
de 22 por lo que conviene instalarla. Bajamos la rampa y nos vamos a la pared de
enfrente donde encontramos los parabolt
para instalar el pasamanos que nos lleva a la boca del pozo. La bajada se
realiza por la izquierda del mismo, donde se sitúa la cabecera y después de
unos metros, fracciona para realizar los últimos 15 metros en volado.
Nosotros
bajamos y descendimos la galería en rampa hasta que esta iba bajando su techo y
nos dimos la vuelta. Para la instalación usamos una cuerda de 30 y otra de 45, así como tres cintajos.
Volvimos
al coche, subiendo la pesada cuesta hasta el repetido ya de noche y
regresamos a la casa, para reunirnos con el resto del grupo que llego al poco.
Antes paramos en el pueblo, en la Taberna Cossio para reservar cena para el día
siguiente.
En
la mañana del sábado, a las 9, ya estábamos todos los participantes de la
travesía. Nos acercamos a la cafetería de la cueva turística del Soplao, para
ver si veíamos a nuestro antiguo compañero Juan Montero, que hace de guía de la
visita multiaventura al Soplao, pero ese día no estaba. Tomamos café y salimos.
La lluvia y la niebla nos hizo despabilar en los preparativos y dado lo
numeroso del grupo, decidimos montar dos “comandos”. El primero formado por
Moreno, Pascual, Sonia, Maria y Manolo, se encargaría de la instalación de la Torca Juñoso.
Nosotros saldríamos una hora y media después, para no morir de frío en la boca,
ya que es un pequeño agujero en medio de una ladera, sin cobertura alguna.
El
resto del grupo, Mar, Cache, Jose MG y yo, nos dirigimos a la boca en el tiempo
acordado. Esta se encuentra a 250 del famoso tejo, descendiendo por el camino,
a mano izquierda y se ve rodeada por un vallado para evitar la caída de
animales y personas. (30 T 387925 4794629). Tiene una entrada como ya he dicho,
raquítica, en rampa descendente de 10 metros que finalmente se desfonda en dos
pozos, uno de 4 m
y otro mayor de 12. Este nos deja en una rampa de piedras sueltas
superpeligrosa ya que tira piedras por la izquierda al otro p12 que se baja si
vas a ver las Maravilla, y tira piedras por la derecha, que van a la sala que
atraviesas después de bajar el citado p12 en dirección a las Maravillas. Ojo
con esta zona. Descendemos la rampa con cuidado (como resultado, alud de
piedras a la derecha) por un pasamanos en fijo y en vez de bajar el pozo para
visitar la sala de las Maravillas, seguimos en pasamanos en péndulo que sortea
el pozo y que nos lleva en dirección a la travesía. Ya habíamos decidido no
visitar la galería ese día y hacerlo al día siguiente para no tener problemas
de horarios.
En
pocos metros, ascendemos a la cabecera entre coladas del p10 que fracciona en
un natural en una estalactita del techo. Como no teníamos claro un par de
pasos conflictivos, como así se demostró, dejamos todos los pozos en fijo por
si había que dar la vuelta. Seguimos avanzando por una galería bellamente
decorada por grandes formaciones, la mayoría fósiles, y llegamos por un
pasamanos en fijo a la cabecera lavada
del p43. Este pozo volado, que también dejaremos instalado en fijo, tiene un desviador en al principio. Nos deja en
una sala con abundantes formaciones y goteo, que descenderemos por la izquierda
para subir nuevamente un pequeño resalte y descender, ahora por cuerda fija, hasta la sala de la unión, donde el resto del grupo nos espera. En esta sala
nos perderemos cerca de una hora buscando la continuación, ya que la esperábamos
hacia la mitad de la sala. La continuación se ve claramente, ya que hay un
enorme catadioptrico, pero la verdad, en el sitio en el que está, uno piensa
que por allí no es. Se encuentra en el segundo tercio de la sala, a la
izquierda, arriba de una pequeña cascada y no se ve desde abajo, ya que es un
pequeño nicho, al lado derecho del catadióptrico, por el que se accede a una larga
gatera ascendente. Así que finalmente y después de rebuscar por toda la sala, escalamos los pocos metros hasta el agujero y
empezamos a ascender por la gatera cómoda, que sigue el cauce de una cascada, hasta
sobrepasar el aporte y continuar hacia arriba. Cuando ya parece que te has
perdido, ya que los catadióptricos son pequeños y escasos, la galería comienza a abrirse
y te lleva a un p9 instalado en fijo. Nosotros usamos nuestra cuerda, y luego
eso si, recuperamos, ya que para caso de apuro se puede subir por la que hay.
En la base tomamos por la izquierda y al poco encontramos una bifurcación, que
tomamos por la derecha por detrás de una pequeña cascada. Ascendemos hasta una
sala amplia y desfondada llena de barro donde nos hicimos la picha un lío y
estuvimos más de una hora buscando la continuación. La anécdota es que esta
sala o esta mal topografiada o el magnetismo de la misma invierte la polaridad
de las brújulas, o una tercera, que piensas que estas donde no estas,
porque, fueron las hembras beta, concretamente Mar, quien nos saco de allí,
después de que los machos alfa, con dos brújulas en la mano (que marcaban lo
mismo por supuesto) no fuéramos capaces. El truco consiste en que una vez sales
de la gatera ascendente y con formaciones que tiene una gran fractura por el
medio, no tienes que salir a la sala, que es lo que te pide el cuerpo, sino que
justamente antes, a la izquierda por dos pasos estrechos, se sube a una gran
galería que no se ve hasta que no has pasado estos pasos. Al poco de salir a la
enorme galería, encontramos una cuerda en fijo a la altura de la rodilla que
nos ayuda a modo de quitamiedos a ascender por algunos pasos delicados por la
galería del alud por donde transitaremos sin dificultad gracias a los ahora si,
visibles catadioptricos. Llegaremos al final de esta galería, y hacia la izquierda
y abajo veremos otro enorme catadioptrico que indica la gatera descendente que
nos llevará al paso del minino, paso en v a nivel del suelo por el que
empezaremos a remontar hacia la galería del tobogán, bajando una larga y
empinada rampa de barro, más bien seco, que nos dejan en la galería de la mina,
donde vemos las antiguas vías férreas y troncos, así como alguna galería
derrumbada, para un poco más allá y después de una bella sala, llegar a la
galería de la vagoneta, donde paramos para comer y hacer más fotos. Desde aquí, el avance es rápido, ascendiendo por la siguiente empinada sala y subiendo por
la amplia galería de la cabra hasta llegar a la base del p22 donde se encuentra
la cuerda. Va ascendiendo el numerosos grupo (2 horas en salir el último, que fui yo desinstalando) y camino de la cuesta, con un tiempo de perros hasta
los coches. Empleamos 10 horas en hacer la travesía. Entramos a las 12 de
la mañana y son las 10 de la noche cuando quito el último cintajo, y eso sin
ver la galería de las maravillas y con el pozo de salida instalado (que da
igual ya que se puede hacer en el tiempo que se instala Juñoso, si el grupo es
grande). Nos cambiamos y enfriamos y nos bajamos a cenar a la Taberna Cossio. Unas bien
servidas fuentes de sopas de ajo, cocido y judías, con algo de cordero, huevos
con picadillo y otras pitanzas, apuntalan la estupenda jornada y sonrisas y
risas, con el telón de fondo de los vecinos de mesa entonando sus cánticos cántabros, ponen el colofón a un memorable día.
Nos
despedimos de Sonia y María que van para Santander, y por la mañana, de Moreno,
Cache y Jose MG que se van para Madrid, y el resto nos encaminamos a visitar la galería de las Maravillas y
desinstalar Juñoso y los pozos de 10 y 43.Nos dividimos en dos equipos, Pascual y yo que fuimos a desinstalar el p10 y el p43, y Mar y Manolo, que fueron a instalar la rampa para la que usaron una cuerda de 50 mas una de 45 y algunos cintajos. La broma nos lleva 7 horas entre pitos y flautas, de las
cuales 2,5, las pasamos admirando la galería. Merece la pena, ya que es la
galería con más formaciones que yo he visto en todo lo que llevo visitado. Su
estado de conservación es muy bueno teniendo en cuenta que es relativamente accesible. A la sala se accede al fondo de la sala a la izquierda, después de pasa una bella y ancha estalagmita blanca, remontando por una rampa de estalagmitas.Para subir no hace falta cuerda ya que hay una fija que te permite remontar los 4 o 5
primeros metros que son los malos.
Después
de mil fotos, salimos desinstalando y todavía nos sacudió un chaparrón antes de
llegar a la antena. Me acordaré de la p cuesta más que todas las penurias de la
travesía, ya que la tuve que subir tres veces. Oímos el petardazo y vimos el
humo del chupinazo de las fiestas de San Vicente, que sacaba a pasear a la
virgen y nos cambiamos con un bello arco iris entre mar y tierra, con unas
vistas privilegiadas de San Vicente. Otro día estupendo con la mejor compañía.
Nos despedimos de Manolo, que volvía para Madrid y nosotros nos dirigimos hacia
Bustablado para bajar el lunes a Hormigas. Pero eso , como dicen en el cine, es
otra historia .
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