Después de la parada invernal, esta vez ampliado por problemas de médicos, por fin hemos salido este pasado puente de Santiago. La idea era visitar la cueva del molino de Asó y la traconera E1, aunque finalmente sólo pudimos hacer la primera.
El sábado salimos hacia Fanlo y el cañón de Añisclo desde Formigal y llegamos a eso de las 11. Dejamos el coche donde la carretera se hace de un sólo sentido y hay un mirador. Bajamos por una senda hacia el aparcamiento y desde este tomamos la senda que sale a la izq. en dirección al Molino de Asó. Se puede ir por la derecha por el camino más largo y más transitado. Al final y es importante ya que perdimos cerca de 3 horas estando a menos de 100m de la boca, hay que situarse en el río cerca del Molino tanto si se va por un camino como por otro. Ambos caminos convergen como digo en el río que se atraviesa por un punte pasarela con barras metálicas verdes de quitamiedos. Es un lugar donde suele haber bastante gente rapelando hacia una poza que tiene unos 10 m de altura y sirve de prácticas a los grupos de cañones.
Si venimos por el primer camino y antes de pasar esta pasarela/puente, sale un camino a la izq. visible que asciende unos cuantos metros y aprox. a 100 m. nos encontramos la boca de la cueva.
Es una cavidad lineal que no tiene ninguna dificultad. Nosotros nos pusimos escarpines que nos vinieron bien. Si se va a visitar con paciencia conviene ponerse algo para el frió ya que es una cueva con curso activo y muy húmeda.
No requiere material ya que los dos pasos un poco forzados (para viejos como yo) tienen sendas cuerdas para ayudarse.
Toda la cueva esta llena de barro y es muy resbaladiza. Nosotros no seguimos el curso activo del rió y procuramos mojarnos lo menos posible, pero aun así, acabamos de rodilla para abajo empapados. Como esta cavidad tiene una boca de salida a los 700 m aprox, la visita la realizan grupos que luego descienden el cañon del Viandico y lo hacen con neoprenos por el curso de agua.
Esta actividad esta degradando la cueva notablemente ya que todas las estalactitas, coladas, y paredes al paso, están negras de apoyar las manos llenas de barro y agua.
Nosotros coincidimos con un grupo de 15 cañonistas y que nos facilitaron la salida ya que habíamos empezado a reptar por el laminador siendo mucho más fácil hacerlo por la parte activa de la izquierda. Una vez fuera, nos comentaron que para descender por el barranco había que obligatoriamente mojarse del todo en una poza por lo que decidimos deshacer el camino andado.
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