jueves, 14 de noviembre de 2019

Sima Alfa I


Después de una buena temporada sin escribir en el blog, que no de hacer cuevas, voy a dejar la reseña para la Sima Alfa I, con el fin de que la próxima vez, no se me olvide la cantidad de barro que tiene el pasamanos.
Para la ocasión, y aprovechando que unos cuantos estamos jubilados, preparamos una salida para este pasado miércoles 13 de noviembre, con el fin de bajar la Alfa 1, después de la reequipación en 2018.

Os pongo el acceso sacado del Viana. En el pkm 10,900 de la carretera CM2101 (Villanueva de Alcorón – Peñalén) tomamos una pista forestal en buen estado y la continuamos durante 1,400 km, punto en el que tomaremos un cruce a la derecha. Desde este cruce de pistas continuamos 2,100 km para coger un nuevo cruce a la derecha. Desde este último cruce seguimos recto 900 m más y llegaremos al Refugio de la Torreta. Hasta aquí la pista es óptima y apta para todo tipo de vehículos durante todo el año. Desde el Refugio de la Torreta, a 1,100 km desde la Torreta nos encontraremos con un cruce a la izquierda que habremos de tomar y que nos llevará, 150 metros más adelante, al parquin de la Sima Alfa I, donde comienza a nuestra izquierda una vaguada, fácilmente localizable por tener nuestra pista, justo en ese lugar, unos metros hormigonados para evitar que las riadas arrastren la calzada. Continuando vaguada abajo durante 150m localizaremos sin problemas su amplia boca.(Datum WGS84 30 T 572095 4499643).
Ya en otra ocasión que estuvimos en la Juana I, bajamos el primer largo de cuerda y por tiempo nos tuvimos que dar la vuelta. En esta ocasión los espeleos somos Mar, Pascual y yo y por motivos del tráfico, que como siempre cada vez que llueve en Madrid, se convierte en un verdadero infierno, llegamos algo más tarde lo habitual, después de comprar pan (del día anterior) en la tienda que hay en la curva, y de tomar un café en el bareto de la antigua gasolinera, que ha vuelto a cambiar de dueño.
Al final, y después de rebuscar por si había algún níscalo, entrábamos a eso de la 1 (Hora Talpa). La referencia que teníamos es que era deportiva y con unas 5 horas. Los primeros fraccionamientos ya los conocíamos y , en efecto la cabecera de salida tiene su aquel, pero nada que no se supere con un tirón de brazo. Bajas a pared contraria en péndulo y de ahí vas bajando hasta un pasamanos aéreo de tres tramos creo recordar, que salva una de las tantas rampas con piedras. Este pasamanos se me entrampó un poco, al usar el mosquetón de freno como seguro. Mejor las vagas y la pedaleta. El pasamanos te deja en una pequeña vertical que te lleva a el primer anclaje del pasamos largo. Creo que contamos 10 anclajes y va arriba por pared izquierda, con apoyo en un chapapote de barro que te mueres. Salva la gran rampa a derecha que da acceso al pozo. El curro lo tiene el que instala y desinstala, el pasamanos no tiene problema, aunque yo estuve a punto de darme la vuelta ya que si era volado como el anterior hubiese renunciado. Este te lleva bajando  un par de metros a la cabecera de un bonito pozo concrecionado y limpio. De la cabecera a unos 4 metros tienes un fraccionamiento, otro a unos 10 o 15 y otro a otros 15 o 20 en pared contraria. De ahí a unos 4 o 5 estas en la rampa final de piedras del fondo del pozo. Como somos unos cutres, a nosotros se nos cayo desde la cabecera la saca con la cuerda de instalación, al descoserse la cinta donde iba el cordino, sorpresa que no esperábamos, ya que habré visto mil veces la saca y nunca reparé que el cordino no iba cosido por los ojales sino anudado a la cinta para tirar de ella en vertical. Lo curioso es que era la saca que nos dejamos en la sala de las maravillas de Juñoso. Menos mal que Pascual estaba cosiendo las cuerdas y se quedó con el cabo en la mano. Como no empezamos como recomienda la ficha, sino que empezamos con una cuerda de 25 m para los naturales y hasta la cabecera, después una de 95m y luego una de 54 m, esta última, dio la casualidad que llego al fondo, así que pudimos descender sin más contratiempos.
Una vez abajo del reducido pozo que tiene varias gateras, alguna a unos dos metros, empezamos a subir tranquilamente, ya que la desinstalación también tiene lo suyo. En esta ocasión le ha tocado todo a Pascual.
Una vez arriba, son las 5,15 por lo que nos ha llevado poco más de 4 horas. La cavidad merece la pena, no así la cantidad de arcilla pastosa que te traes del pasamanos. Con el tiempo, el pozo quedará bastante sucio como no vayas como vi alguna foto luego del la gente del Viana, con los pies por el techo, el efecto es significativo.
Limpiamos como pudimos las sacas, que fueron las peores paradas, al ir colgadas, (recomendable en el pasamanos llevar al hombro)  y nos fuimos a la torreta a merendar, con un frío que te mueres, ya que no hicimos fuego para lo poco que íbamos a estar. De ahí a por un café y unos colacaos a Villanueva y para casa, sorteando ciervos, que nos salieron en varias ocasiones.
Una estupenda actividad con los compañeros, que no es tan dura como la pintan y que da algo más a la zona.

domingo, 25 de agosto de 2019

Cueva del Tinganon

La gran boca, se ubica en la falda de la ladera del pico Cabezu, WGS84 30T 335061 4810652, paso el enlace de la ruta Wililoc desde el aparcamiento, que he encontrado en Internet y verificado. (https://es.wikiloc.com/rutas-espeleologia/cueva-del-tinganon-1783659)

En esta ocasión, parte del grupo lo van a componer unas personitas un tanto especiales, ya que vamos con dos pares de mellizas/os, las hijas de María, Giomar y Sofía, y nuestros nietos, Adrián y Daniel, además nos acompañará como comodín sufridor Julio.

Si cristo montamos los expeleos cuando nos preparamos para una cavidad, ni contar quiero lo que supone hacerlo con cuatro sobreexcitados participantes infantiles, pero he de decir que se portaron como no lo hacen en casa.

Normalmente esta cavidad se hace en travesía, teniendo un recorrido de unos 900 metros, pero en esta ocasión la idea es entrar por la boca de salida y remontar el arroyo de Llovio hasta la entrada.
Para acceder a la cueva, tendremos que tomar el desvío de la A8 a Ribadesella y en la primera rotonda que nos encontraremos, hay que ir despacio y ponerse en el carril izquierdo. Haremos la rotonda y pasando el desvío primero a Ribadesella y luego a Arriondas, sale de inmediato a este último, una especie de carreteruca, que más parece un camino, que va a unas instalaciones de áridos donde hay unos silos. Esta carreteruca que va paralela a la incorporación de la A8 a Santander, nos lleva a atravesarla por debajo, y es justo ahí donde dejaremos los coches, debajo del puente. Desde aquí veremos un cartelito en madera con letras amarillas que nos hará bordear los praos por la derecha, y no molestar a las vacas del paisano, ya que realmente se podría ir siguiendo el margen del arroyo de Llovio. Al poco de pasar el prao y ya en el arroyo, nos iremos adentrando en una vegetación cada vez más cerrada y exuberante que irá ganando altura y en poco más 1,25 Km. ascenderemos 135 metros. El paisaje se va tornando de selva amazónica (por exagerar un poco) y se convierte en la aventura perfecta para nuestros aventureros. Cruzaremos varias veces el arroyo por donde discurre la acometida de agua de Llovio y atravesaremos varias zonas embarradas, con el resultado imaginado. El sendero es perfectamente visible y seguible. Nos encontramos con una pareja amigos de Julio que venían de vuelta, y nos comentaron que llevaba muy poca agua en las pozas interiores, situación que a la postre, nos ayudaría a avanzar en modo diversión, sin que se pusieran de agua hasta el cuello. Fuimos ascendiendo y un poco antes de entrar , donde se sitúa un pequeño pasamanos instalado en fijo, tomamos un bocata, ya que el personal estaba canino. En otra visita que hicimos con Ana y Alfredo, echamos en falta una cuerda previa que servía a modo de quitamiedos para una Chorrera resbaladiza, pero lo cierto es que estaba totalmente seca y pasamos sin problemas.

Una vez comido, a eso de medio día, fuimos entrando por la espectacular boca, los chavales flipaban. Tomamos un camino por la derecha para luego cruzar el arroyo y subir por la izquierda por un paso un poco expuesto, que es donde la otra vez que vinimos, nos dimos la vuelta, ya que veníamos en ropa de paseo. Aquí con la ayuda de Julio, fuimos pasando uno a uno. El equipo funcionaba de maravilla, la puntera de Sofi iba con el puntero de Dani, a toda velocidad, por lo que hubo que imponer la técnica de María del bocadillo, primero el pan, osea un adulto, y luego el queso, salchichón, jamón y chorizo, ósea ellas y ellos, y a veces intercalamos alguna rebanada más de pan, entre el final que era Mar.

Dejamos esta zona seca, y ya prácticamente fuimos por el cauce activo de la cavidad, que es una pasada, ya que esta labrado a golpe de gubia por unos canales lavados preciosos. Para nuestras jóvenes promesas el subir, bajar, intentar no mojarte mucho, la cuerda a modo de pasamanos que nos puso Julio para no mojarnos del todo en algún punto, iban configurando una jornada de acción y aventura sin precedentes. Al final llegamos a ver la luz de la salida y allí nos hicimos una foto, y a las 5 empezábamos el retorno, y craso error por mi parte, como ya íbamos mojados hasta la rodilla, les dije que ya no era necesario poner tanto cuidado (con el agua decía yo) y la vuelta fue una especie de parque acuático en el que alguna y alguno se metieron hasta el cuello. Salíamos por la boca a eso de las 7, mojados, algunos más que otros, pero infinitamente felices, ya que algunas hicieron sus primeros rápeles, con las sensaciones que no se olvidaran nunca. Fuimos descendiendo el camino andado, en un primer tramo que es bastante más peligroso a la vuelta que a la ida ya que tiene algunos destrepes delicados, y sin incidentes, más allá del barro que habrá que sacar de la ropa (signo inequívoco de que somos expeleos desde pequeños) nos estábamos cambiando a las 8. Nos fuimos hacia la costa y la pena fue que el chiringuito al que nos llevó Julio en una playa preciosa de Cuevas de Mar ya estaba cerrado, así que como todo estaba lleno, pudimos parar en un bar de la carretera secundaria donde dimos cuenta de unas cuantas raciones con verdadero hambre. Con besos y abrazos nos despedimos de nuestros amigos, hasta otra nueva aventura, con la sensación de plenitud y de haber disfrutado de las cosas que nos gustan con quienes queremos estar. Un abrazo para todos y en especial para Julio. Muchas Gracias. Los peques no lo olvidarán nunca, seguro.

domingo, 7 de julio de 2019

Cueva de Agudin


En esta ocasión y con un poco de fortuna por nuestra parte, nos hemos ido a la montaña Palentina, ya que acabábamos de aterrizar de un finde en la montaña de Valencia, (Dos Aguas y Millares) donde habíamos hecho un par de preciosos barrancos, el Otonel y el Nacimiento, con la cascada más espectacular que yo he visto. Ante la idea de poder visitar la cueva de Agudín, que discurre bajo el Espiguete, en su ladera sureste, dentro del parte Natural de las Fuentes Carrionas y Fuente Cobre,  no tuvimos duda. Al final nos apuntamos María, Julio, Juanillo, Fer, por parte de los cántabros, Ionel, que será nuestro guía desde Burgos y Mar y yo, desde Madrid. Los cántabros, a excepción de Fer, volverán a su casa, y Fer se bajará a Madrid con nosotros. Nos reservó Ionel en la Hornera de Bernardo, Hotelito rural en el pueblo de Ventanilla, en la cola del embalse de Cervera-Ruesga. El sitio una preciosidad, el alojamiento insuperable, con cena y desayuno incluidos en el precio.

Nosotros llegamos el viernes tarde y ya nos estaba esperando Ionel, más conocido por su apodo de las redes, Juanito Polaris. Nos tomamos algo y cenamos disfrutando de la paz de un sitio que a día de hoy no está masificado. Esta parte de la montaña palentina se me parece mucho a la zona de donde son mis padres, del pantano del Porma. Montes no muy altos y densa vegetación con pueblos pequeños. Este pueblo tuvo más suerte, ya que el de mis padres también estaba en la cola pero no dejaron quedarse.

Dormimos con un poco de calor, que para los lugareños era totalmente inusual (29 de junio 2019). La cama estaba preparada con manta y edredón, y la temperatura andaba por los 36.

A la mañana, desayunamos abundantemente y nos fuimos para el Puente de Agudín, enclave estratégico a los pies del Espigüete y cerca del Curavacas, ambos picos muy frecuentados por los senderistas y alpinistas. En el puente hay un chiringuito donde estaba el paisano que le dio la llave a Juanito, ya que la cavidad se encuentra cerrada. El chiringo se pone a tope en verano por la gente que va. Aquí habíamos quedado con los cántabros que llegaron a su hora. Nos cambiamos y tomamos café de puchero y encargamos una tortilla para la vuelta. Cruzamos el puente y tomamos el camino que discurre por la margen derecha del río unos 150 metros para luego subir unos 40. La cueva viene señalizada en los planos del iberpix (UTM ETRS89 356348 4754690).

La cavidad aparenta ser el desagüe del macizo. Según Juanito, hay por encima una sima de unos 400 metros. Nada más entrar nos encontramos con una gran sala (Sala de la Playa 30x15) y notamos que se trata de una cueva activa por la humedad reinante. La galería nos va llevando primero a la derecha y luego a la izquierda, y ya vamos observando bonitos espeleotemas,  y como a unos 150 metros, nos encontramos con un ramal que sale a la derecha y que seguiremos por una bella galería de forma triangular (Galería Baja del Mohino) y con muchas concreciones hasta un tapón de tierra que todos los años se excava para dar paso a una larga gatera que da a la zona de Cuasimodo, que nosotros no visitamos. Volvimos sobre nuestros pasos para seguir por la izquierda unos metros hasta llegar a una gatera descendente de unos 2 metros. Es fácil identificarla ya que se suele sifonar y justo a la derecha hay una cuerda instalada con una cabecera en Y a unos 3 metros del suelo y que sirve para bypasearla.

Nos metemos para abajo y nos deposita en una minimarmita, donde hacia arriba, veremos una cuerda que da paso al primer tramo de la Chimenea de la cuestión. Remontados los 5 primeros metros, Juanito tiene que subir el resto de la chimenea rampa a puro huevo para poner una cuerda que nos facilitará el transito, sobre todo a los que ya andamos peor de agilidad. Unos 8 ó 10 metros más arriba, nos encontramos en otro mundo. Aparecemos en un gigantesco cañón cuyas paredes moldeadas con suavidad por el agua brillan de humedad. A pesar de que posteriormente veremos cosas bonitas, esta para mi, es tal vez la más llamativa.

Aquí es donde uno puede despistarse ya que nos encontramos en un enorme caos de bloques que iremos ascendiendo hacia la izquierda, primero en dirección este y luego NO. Por esta zona cada uno paso por donde le fue mejor. Reseñar que hay hitos pero cuesta encontrarlos. De todas formas, la galería no tiene pérdida y si no puedes porque te despeñas (más a la vuelta que a la ida), pruebas por otro lado. Una vez a nivel, nos encontramos en una zona que en el centro tiene una formación espectacular, en general esta zona es una pasada y aquí nos dedicaremos a hacer fotos, ya que el suelo esta cubierto de grandes gours. La continuación es subiendo por una colada a través de una cuerda que nos da paso a otra rampa colada. Toda esta zona esta plagada de formaciones cada cual más bella. Al final la galería ascendente se estrecha considerablemente (Galería de los Driles) y tendremos en algún punto una cuerda pequeña para superarla y subir a una zona concrecionada. Aquí el truco es no mojarse mucho ya que el meandro tiene agua y esta superconcrecionado con lo que dificulta la progresión si tratas de no manchar mucho.

Esta galería nos va a dejar en el fina practicable de la cavidad, la sala del lago terminal, a +46 m, donde se puede apreciar en sus paredes los golpes de gubia así como el paso humano, ya que en el fondo hay una aleta de buceador, que no han querido quitar, imagino que para contarnos la anécdota de un par de “profesionales”  que casi se ahogan allí y sobre todo como aviso a navegantes.

Este sifón no ha sido franqueado y con claridad aparenta dar continuación a la galería y a la cavidad.

A la vuelta hicimos varias fotos en el cañón y en la galería del Mohino y para fuera que la cavidad es húmeda y al final no nos metimos el mono interior de espeleo y pasamos un poco de frío al parar tanto para hacer las foto. Menos mal que mereció con creces la pena.

Un vez afuera, nos fuimos directos al bar a devolver la llame y tomarnos lo que a cada uno le venía bien, eso si, vestidos de romano. Nos cambiamos y nos fuimos otra vez al bar a comernos esa tortilla y las provisiones que traían nuestros amigos cantabros. Se estaba de muerte a la sombra del gran chopo y a orillas del río Carriel. Al final salíamos de allí con la tarde bien entrada. Yo ceo que echamos unas 5 horas pero en esta ocasión no tome tiempos. Nos despedimos de María, Julio y Juanillo , que volvían a Santander y Juanito, Fer, Mar y yo nos volvimos para Ventanilla, donde cenamos tranquilamente comentando las mil batallas de los cueveros. A la mañana siguiente y sin actividad programada, nos fuimos hacia Cervera a ver a un amigo de Ioneal que tiene un parque de tirolinas (El robledal del Oso), y que fue uno de los exploradores de la cavidad y luego a comprar unos quesos a Salinas del río Pisuerga y donde también cominos y vuelta para Madrid. Dar las gracias a mis compañeros por estos momentos bien vividos y esperar seguir compartiendo nuestra afición muchos años.

martes, 4 de junio de 2019

Torca del Mostajo

Retomo el blog después de un tiempo de inactividad, debido principalmente a una lesión en el codo, para poder recordar a futuro esta bella cavidad, cuya boca ya habíamos visto hace tiempo, cuando buscábamos la Sima Picón, en el Sistema de Cubija, en la depresión de Matienzo. Las coordenas que tengo son 30T 450242 4796761 pero el Datum tengo duda si era el Europeo 50 o el WGS 84. En cualquier caso la boca no tiene pérdida ya que se sitúa a media ladera derecha de una pequeño monte y tiene los únicos árboles de la misma.

En esta ocasión el equipo lo formamos con Mar, Nandy, María, Sonia, que hacía tiempo que no nos podía acompañar, JM G Casanova, Moreno, Juanillo y yo.

El objeto de la salida, en un principio, era hacer la travesía de Sel del Haya - Cobijón, pero como las previsiones meteorológicas para el finde del 18-19 de mayo eran de bastante agua, decidimos cambiar para hacer Fresca y bajar por el pozo de la araña. El sábado llovía con ganas y encima el viento era bastante fuerte, por lo que al final después de varias opciones, decidimos ir a visitar la Torca del Mostajo. Para llegar allí, dado que habíamos quedado en el bar Coventosa, tuvimos que irnos hacia Arredondo y luego en la carretera que va a Ramales, desviarnos en Riva, para tomar dirección Matienzo, tomamos el primer desvío de la izquierda (CA-654) al Seldesuto. Antes, tomamos café en el bar que esta en el propio desvío y emprendimos camino de la torca. Como a 900 metros, nos desviamos por la pista asfaltada que está a la derecha y sigue bordeando la peña de el Naso. Pasamos por delante de la Cueva del Molino y como a unos 700 metros desde el desvío, nos encontramos otra pista asfaltada que sube a la derecha. Ascendemos este paso que nos lleva a un pequeño valle. Seguimos por esta pista como 1,5 kms. hasta la última casa. Poco antes de llegar a ella se pueden dejar los coches en un ensanche a la derecha, pero en esta ocasión fuimos hasta el final y el paisano, como siempre nos dio instrucciones para aparcarlos.

Subimos Mar, Juanillo, Moreno y yo para ir instalando la sima, mientras el resto esperaba en los coches, ya que aunque no llovía con tanta intensidad como en Asón, el viento hacia molesto el estar esperando fuera. Para subir, primero hay que ascender unos metros por la carretera que sube al puerto y desviarnos cuando veamos una valla de alambre a mano derecha. La vamos siguiendo por la afloración caliza en dirección a los arbolitos, trazando una diagonal ascendente. Nos llevo 15 minutos llegar, y una vez en la boca a eso de la 1 pm, tardamos lo nuestro ya que traíamos una cuerda de 25 m y la instalación la realizamos por la parte derecha, con lo que se nos quedó corta. Que si sube, que si baja, que si trae otra cuerda del coche, Nandy y Casanova, que no lo tenían muy claro por lo de las gateras, deciden abandonar y se van para el Ason. Al final, nos lleva un buen rato el tema de instalar el pozo. Para la próxima llevaremos una cuerda de 50 ya que conviene, si se instala por este lado, asegurarse en la pequeña rampa que da acceso al pocete final de 3 o 4 metros..

Una vez abajo nos saludan varias calacas de las vacas y caballos que allí han terminado sus días. Tomamos el camino de la derecha, dejando la amplia galería de la izquierda, que según la topo continúa unos metros y que a vista parece bastante concrecionada. Como nos guía More, seguimos por el balizado, ya que la cavidad está abundantemente concrecionada desde el principio. La galería va girando hacia la derecha hasta llegar a un pasamanos sin dificultad que bordea por la izquierda un pozo rampa. Terminado este, al poco encontramos un laminador con dos gateras, donde tomaremos la evidente de la derecha, y con suelo de arena. Esta gatera es bastante larga y estrecha, de unos 15 metros. Pasada la primera penuria, y después de unos cuantos juramentos en arameo de María, que se ha quedado enganchada, nos encontramos con otra zona balizada con bellas formaciones.  Continuamos por el balizado de la galería y siguiendo el conducto nos encontramos en una salita con una ventana a 2 metros con una cuerda fija de nudos y estribo para superarla, a la que alguno le costo más de la cuenta subir, a pesar de haber puesto un estribo adicional. Superado el resalte, y siguiendo el conducto evidente, nos lleva a la que sin duda es la gatera más penosa del recorrido. Como había dudas (yo creo que más era el miedo que otra cosa ya que sopla una corriente potente)  entro primero Juanillo, y por supuesto, en vez de tomar el desvío correcto a izquierdas se fue por la de la derecha. A saber como dio la vuelta. Ahora sí, tomando en la bifurcación el conducto de la izquierda y después de penar un paso más estrecho aún que todo el resto, conseguimos ascender a una galería que es una pasada. Salimos por una esquina de la sala y nos reciben las formaciones haciendo merecedora la visita. Seguimos por una galería muy concrecionada, dejando un pozo a la izquierda hasta el famoso pozo regado de 40 que no es más que una pequeña abertura disimulada a la izquierda un poco antes de un desfondamiento con cuerda que también se sitúa a la izquierda y que será nuestro final, ya que para pasar la gatera según indicaciones de nuestro guía, dejamos el material de progresión y las sacas en una salita que nos servirá de zona de descanso a la vuelta. Nos asomamos al pozo y no se puede ver nada ya que se entra medio en gatera. Apreciamos los dos profundos surcos en la roca que han dejado las cuerdas y posponemos el bajar en busca de la mítica wonderland para otra ocasión.

A la vuelta tomamos un refrigerio donde dejamos el material, y vamos saliendo poco a poco, desinstalando yo la sima y saliendo a las 19 pm. Hemos estado al final 6 horas, pero la verdad es que nos lo hemos tomado con mucha calma. Nos cambiamos ya prácticamente sin lluvia y nos vamos a tomar algo al bar de Matienzo, donde nos despedimos de Juanillo, y el resto nos vamos a Bustablado a cenar.

A pesar del mal tiempo, hemos podido disfrutar de una jornada de compañeros y cuevas estupenda, y poder volver a ver a Sonia que hacía ya mucho tiempo que no teníamos ocasión. Muchas gracias a todos por compartir estos momentos que en el fondo es lo que uno luego más se echa de menos.

martes, 29 de enero de 2019

Sistema Gándara Sala del Vivac

En esta ocasión, y después de un invierno de parón, salvo alguna sima de la zona Centro, por fin conseguimos organizar una salida consensuada con miembros del SCC y del Silex & Otros. En total somos unas 20 personas. La idea era hacer dos grandes grupos, unos iríamos a hacer la travesía de Torca la Sima - Vivac y otros irían por la entrada artificial hasta la sala del Ángel.

A medida que se acercaba la fecha, 26 de enero 2019, las previsiones meteorológicas iban empeorando por momentos, culminando el jueves en alertas rojas en los ríos Gándara y Asón, este último desbordándose finalmente en Ampuero y gran parte de su recorrido.

Al final, la gente, por unas cosas y otras, se fue dando de baja y finalmente quedamos 8 espeleos dispuestos a entrar. Descartamos Torca la Sima y nos centramos en un único grupo, con objetivo de llegar hasta el Vivac de los franceses, si la cascada de la sala del Ángel nos lo permitía, sin mojarnos demasiado.

Mar, Cache y yo, llegábamos temprano el viernes al albergue de Rocío , ya que estamos jubilados, y nos permitió darnos una vuelta de reconocimiento por la tarde. A medida que íbamos subiendo desde Ramales hacia Asón,nos iba sorprendiendo el caudal del río, que llegaba a inundar los prados de la entrada del pueblo. Espectacular ver este río en toda su potencia. Visitamos la cascada del Asón que estaba preciosa y sorteamos piedras de buen tamaño que han roto la carretera, así como pequeñas riadas que bajaban del costado izquierdo, en varias ocasiones. Nos acercamos a la cascada del Gándara que también estaba espectacular. A la bajada, en el restaurante Coventosa de Asón,  vimos la furgoneta del Capi (Sergio Estrada) y a Juanito Polarís (nombre de guerra del facebook de Ionel). Paramos para saludarlos y ya comentamos los planes para el sábado. Ellos también iban a entrar por Gándara para llegar a la sala de los Cristales, pero lo harían más temprano, así que acordamos que dejasen la cuerda del pozo de 40 y que a la vuelta la desinstalaríamos nosotros. 

Quedamos sobre las 10 am con los que venían de Santander. Después de comentar la jugada de los caudales y como podría afectar, viendo un día esplendido por delante, a eso de las 11, subimos para el aparcamiento. Al ir acercándonos ya se veía que los caudales habían disminuido considerablemente, cosa que agradecimos ya que seguro, nos mojaríamos menos. Los espeleos fuimos, Mar, Azucena,Fer, Julio, Nano, Juanillo, Cache y yo. Entrabamos a las 12,20 y saldríamos los últimos a las 22,00.


A medida que nos acercábamos al pozo del Oso, nos pareció que no había demasiada agua en suspensión y el ruido de la cascada de abajo no era tampoco significativo. Yo me esperaba mucha más. Nada más pasar el pasamanos, se había formado un gran charco que pasamos pegados a la pared por el lado derecho. Algunos no pudieron evitar llenar las botas de agua para el resto del camino.

Hicimos una visita al Jacuzzi, que tenia medio metro más de agua y seguimos al Delator, avanzando sin problemas hasta el pozo, que encontramos cambiado de la última vez, ya que ahora hay un largo pasamanos más arriba para evitar la rampa. Aquí se quedaron Fer y Azu,  ya que esta última no tenía mucha experiencia en verticales y prefirieron dar una vuelta por lo andado y luego salir tranquilamente. Los 6 que quedamos, pasamos el pasamanos hasta la cabecera. A los 5 metros de esta, hay que instalar un desviador corto (dinema) para evitar el roce de la panza. Un par de fraccionamientos más y ya estamos abajo. Dejamos al final de la cuerda un mosquetón como testigo de que estábamos abajo, aunque como finalmente sucedió era muy difícil no cruzarnos con los que iban por delante.

Descendimos los 3 pequeños resaltes, que nos dejaron ante un rumor creciente y una nube de agua en suspensión. A medida que bajábamos por las cuerdas que ayudan a destrepar la sala del Ángel, el estruendo de la cascada era iba en aumento, pero curiosamente, la vista se aclaraba, ya que imagino que por la corriente de aire, el agua en suspensión se iba hacia el pozo. Ya en las excéntricas, pudimos observar bien las dos cascadas, una por la izquierda que yo no había visto nunca y la principal que bajaba a plena potencia. En este punto empezaron a salir del agujero por donde continúa la travesía, Ionel, el Capi y otros dos espeleos, que volvían ya de la sala de los Cristales. Charlamos un rato con ellos. Sergio nos enseñó las fotos y nos dio luz con sus inventos para fotografiar la cascada. Nos comentaron que habían tardado 5 horas, del total de 7 que emplearían en realizar el recorrido ida y vuelta. Después de unas cuantas fotos más, y de quedar en Asón para devolverle las cuerdas a Ionel, cada uno a lo suyo. Nosotros bajamos la rampa para entrar en la gran galería Cruzille ,de bloques, que acabó conmigo a la vuelta. Al final de esta galería, y después de pasar por un puente que forma una monumental laja, nos metimos por un paso estrecho a la derecha arriba de los bloques, y que luego irá girando a la izquierda, que conecta con otra gran galería que cruza por encima al río Viscoso. Avanzamos por esta gran galería que parece el cauce de un antiguo río, donde escuchamos el agua en dos puntos, y llegamos al Vivac , que más parecen las chabolas de Soweto. Tomamos algo y vuelta, ya que habíamos hablado de llegar hasta el meandro, pero dadas las horas y que otras dos compañeras, María y Lucy, nos esperan en el albergue para cenar, decidimos dar la vuelta tranquilamente. Yo en esta ocasión, una vez llegado a la sala del Ángel, tengo que pasarle mi saca a Mar y coger la suya, ya que acuso seriamente el esfuerzo. Menos mal que me iré recuperando en los pozos al acompañar a Nano en la desinstalación. Cuando veo la topo de la travesía de Calígrafos-Gándara, de Pedrito y Antonio (y otros muchos) se me ponen los pelos de punta. 

Fuimos saliendo y el que me dejo pasmao fue Julio que cogió la iniciativa desde el principio y salió el primero. Se vino arriba, ya que conoce esta cavidad perfectamente y ha explorado en ella con los franceses. A veces la nostalgia de volver a los sitios nos da alas. El último en salir fui yo a eso de las 10 de la noche. Total 10 horas de actividad. Bajamos y nos cambiamos, corriendo hacia el albergue al que llegamos a eso de las 11,30 o algo más. No sin antes despedirnos de Ionel en Asón. Después de besos y abrazos con las chicas, Maria y Lucy y de contarnos las penas y alegrías, empezamos a cenar a las 12 y acabamos a las 2. Gracias a ambas,y a todos, ya que llegamos a mesa puesta. Espero que Rocío y su chico nos perdonen el follón.

El domingo volvió a cambiar el tiempo y nos despertó lloviendo con ganas. A pesar de todo, nos acercamos a Valle para ver la boca, donde Lucy nos ilustró un poco es arqueología de la cavidad. Nos despedimos y vuelta, que parecía que el tiempo auguraba nieve y nos quedaba subir los tornos y pasar el páramo, donde encontramos algo de nevisca. 

Otro finde especial con todos nuestros amigos, más ya, que compañeros de fatigas y dando gracias al tiempo por ese regalo de día.