domingo, 7 de julio de 2019

Cueva de Agudin


En esta ocasión y con un poco de fortuna por nuestra parte, nos hemos ido a la montaña Palentina, ya que acabábamos de aterrizar de un finde en la montaña de Valencia, (Dos Aguas y Millares) donde habíamos hecho un par de preciosos barrancos, el Otonel y el Nacimiento, con la cascada más espectacular que yo he visto. Ante la idea de poder visitar la cueva de Agudín, que discurre bajo el Espiguete, en su ladera sureste, dentro del parte Natural de las Fuentes Carrionas y Fuente Cobre,  no tuvimos duda. Al final nos apuntamos María, Julio, Juanillo, Fer, por parte de los cántabros, Ionel, que será nuestro guía desde Burgos y Mar y yo, desde Madrid. Los cántabros, a excepción de Fer, volverán a su casa, y Fer se bajará a Madrid con nosotros. Nos reservó Ionel en la Hornera de Bernardo, Hotelito rural en el pueblo de Ventanilla, en la cola del embalse de Cervera-Ruesga. El sitio una preciosidad, el alojamiento insuperable, con cena y desayuno incluidos en el precio.

Nosotros llegamos el viernes tarde y ya nos estaba esperando Ionel, más conocido por su apodo de las redes, Juanito Polaris. Nos tomamos algo y cenamos disfrutando de la paz de un sitio que a día de hoy no está masificado. Esta parte de la montaña palentina se me parece mucho a la zona de donde son mis padres, del pantano del Porma. Montes no muy altos y densa vegetación con pueblos pequeños. Este pueblo tuvo más suerte, ya que el de mis padres también estaba en la cola pero no dejaron quedarse.

Dormimos con un poco de calor, que para los lugareños era totalmente inusual (29 de junio 2019). La cama estaba preparada con manta y edredón, y la temperatura andaba por los 36.

A la mañana, desayunamos abundantemente y nos fuimos para el Puente de Agudín, enclave estratégico a los pies del Espigüete y cerca del Curavacas, ambos picos muy frecuentados por los senderistas y alpinistas. En el puente hay un chiringuito donde estaba el paisano que le dio la llave a Juanito, ya que la cavidad se encuentra cerrada. El chiringo se pone a tope en verano por la gente que va. Aquí habíamos quedado con los cántabros que llegaron a su hora. Nos cambiamos y tomamos café de puchero y encargamos una tortilla para la vuelta. Cruzamos el puente y tomamos el camino que discurre por la margen derecha del río unos 150 metros para luego subir unos 40. La cueva viene señalizada en los planos del iberpix (UTM ETRS89 356348 4754690).

La cavidad aparenta ser el desagüe del macizo. Según Juanito, hay por encima una sima de unos 400 metros. Nada más entrar nos encontramos con una gran sala (Sala de la Playa 30x15) y notamos que se trata de una cueva activa por la humedad reinante. La galería nos va llevando primero a la derecha y luego a la izquierda, y ya vamos observando bonitos espeleotemas,  y como a unos 150 metros, nos encontramos con un ramal que sale a la derecha y que seguiremos por una bella galería de forma triangular (Galería Baja del Mohino) y con muchas concreciones hasta un tapón de tierra que todos los años se excava para dar paso a una larga gatera que da a la zona de Cuasimodo, que nosotros no visitamos. Volvimos sobre nuestros pasos para seguir por la izquierda unos metros hasta llegar a una gatera descendente de unos 2 metros. Es fácil identificarla ya que se suele sifonar y justo a la derecha hay una cuerda instalada con una cabecera en Y a unos 3 metros del suelo y que sirve para bypasearla.

Nos metemos para abajo y nos deposita en una minimarmita, donde hacia arriba, veremos una cuerda que da paso al primer tramo de la Chimenea de la cuestión. Remontados los 5 primeros metros, Juanito tiene que subir el resto de la chimenea rampa a puro huevo para poner una cuerda que nos facilitará el transito, sobre todo a los que ya andamos peor de agilidad. Unos 8 ó 10 metros más arriba, nos encontramos en otro mundo. Aparecemos en un gigantesco cañón cuyas paredes moldeadas con suavidad por el agua brillan de humedad. A pesar de que posteriormente veremos cosas bonitas, esta para mi, es tal vez la más llamativa.

Aquí es donde uno puede despistarse ya que nos encontramos en un enorme caos de bloques que iremos ascendiendo hacia la izquierda, primero en dirección este y luego NO. Por esta zona cada uno paso por donde le fue mejor. Reseñar que hay hitos pero cuesta encontrarlos. De todas formas, la galería no tiene pérdida y si no puedes porque te despeñas (más a la vuelta que a la ida), pruebas por otro lado. Una vez a nivel, nos encontramos en una zona que en el centro tiene una formación espectacular, en general esta zona es una pasada y aquí nos dedicaremos a hacer fotos, ya que el suelo esta cubierto de grandes gours. La continuación es subiendo por una colada a través de una cuerda que nos da paso a otra rampa colada. Toda esta zona esta plagada de formaciones cada cual más bella. Al final la galería ascendente se estrecha considerablemente (Galería de los Driles) y tendremos en algún punto una cuerda pequeña para superarla y subir a una zona concrecionada. Aquí el truco es no mojarse mucho ya que el meandro tiene agua y esta superconcrecionado con lo que dificulta la progresión si tratas de no manchar mucho.

Esta galería nos va a dejar en el fina practicable de la cavidad, la sala del lago terminal, a +46 m, donde se puede apreciar en sus paredes los golpes de gubia así como el paso humano, ya que en el fondo hay una aleta de buceador, que no han querido quitar, imagino que para contarnos la anécdota de un par de “profesionales”  que casi se ahogan allí y sobre todo como aviso a navegantes.

Este sifón no ha sido franqueado y con claridad aparenta dar continuación a la galería y a la cavidad.

A la vuelta hicimos varias fotos en el cañón y en la galería del Mohino y para fuera que la cavidad es húmeda y al final no nos metimos el mono interior de espeleo y pasamos un poco de frío al parar tanto para hacer las foto. Menos mal que mereció con creces la pena.

Un vez afuera, nos fuimos directos al bar a devolver la llame y tomarnos lo que a cada uno le venía bien, eso si, vestidos de romano. Nos cambiamos y nos fuimos otra vez al bar a comernos esa tortilla y las provisiones que traían nuestros amigos cantabros. Se estaba de muerte a la sombra del gran chopo y a orillas del río Carriel. Al final salíamos de allí con la tarde bien entrada. Yo ceo que echamos unas 5 horas pero en esta ocasión no tome tiempos. Nos despedimos de María, Julio y Juanillo , que volvían a Santander y Juanito, Fer, Mar y yo nos volvimos para Ventanilla, donde cenamos tranquilamente comentando las mil batallas de los cueveros. A la mañana siguiente y sin actividad programada, nos fuimos hacia Cervera a ver a un amigo de Ioneal que tiene un parque de tirolinas (El robledal del Oso), y que fue uno de los exploradores de la cavidad y luego a comprar unos quesos a Salinas del río Pisuerga y donde también cominos y vuelta para Madrid. Dar las gracias a mis compañeros por estos momentos bien vividos y esperar seguir compartiendo nuestra afición muchos años.

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