Este
pasado sábado dos de abril nos hemos ido a visitar la zona de La Muela de la Madera hacia Tragacete, en
Cuenca. En alguna otra ocasión ya hemos venido a bajar el Sótano de los
Lamentos. En esta, los objetivos son, la Sima del Tío Seis Dedos y el Bancal de la Nevera y para ello
madrugamos un poco más de lo habitual y a las 8 a .m., después de
tomarnos un café en la churrería, salimos desde San Fernando de Henares en
dirección a Cuenca. Los espeleos somos en esta ocasión Mar, Pascual y yo. La
ventaja de los grupos reducidos es que el tiempo no se va tanto. Llegamos
prácticamente a Cuenca por la autovía A40 y a unos pocos kilómetros antes, nos
desviamos en el puente en dirección a la ciudad encantada, a mano izquierda, por
la CM 2110. Esta carretera
muere en la CM 2105
por la que continuamos hasta Uña. Paramos para tomar otro café y abordar el
último tramo de viaje y continuamos por la misma carretera en dirección a
Tragacete, subiendo el impresionante farallón calizo, hasta el pk 43 donde nos
desviaremos a la izquierda por una carretera que se adentra en La Muela. Seguimos unos 6 kms
hasta un desvío indicado claramente, que separa la dirección de las Majadas a la
izquierda y el Refugio de la
Alconera recto. Nosotros continuaremos por la principal y
como a unos 3,5 kms encontraremos el refugio de la Alconera. Nosotros ,
visitaremos primero la sima del Tío Seis Dedos, por lo que continuamos por la
pista otros 3,5 kms y subiendo tras un par de curvas pronunciadas, nos
encontramos con la sima a mano izquierda (Datum WGS84 30 T 595288 4466197 –
Datos obtenidos del Club Viana, que están clavados).
Dejamos la furgoneta lo mejor que pudimos en una de las curvas, y bajamos a la
dolina. Ya se percibe que en época de lluvias, la sima se puede convertir en un
embudo importante. Instala Pascual y
tras localizar los dos parabolt en una roca alejada, nos lleva a un pino que
nos acerca a la cabecera. Bajamos el primer pozo que nos deja en una rampa
poco pronunciada que termina en un pasamanos sobre estalagmitas, hasta buscar la vertical del p50. La cabecera
se encuentra en el techo, pero no reviste complejidad al poder apoyar ambas
piernas a los dos lados de las paredes para
fraccionar.
Bajamos
sin usar los dos primeros fraccionamientos, que son opcionales y que deberíamos de haber instalado, ya que en cuanto bajamos los 10 primeros metros, empezó a
caernos agua y según descendíamos el chorro iba aumentando. Un par de
fraccionamientos más, el último en pared contraria (no recuerdo bien) y aquí ya
el chorro y el goteo del pozo es total. Debe de ser así prácticamente todo el
tiempo, ya que los palos que hay en el fondo del pozo se ven ya concrecionados.
Empezamos a subir a toda prisa y de ahí que mejor hubiese sido no esperar tanto
en el p50 para entrar en calor. Salimos empapados, y especialmente el que
suscribe que se ocupó de la desinstalación. Nosotros usamos 14 mosquetones, una
cinta para el pino y tres cuerdas, ya que no se ajustaban a las medidas
requeridas. 2 de 50 y 1 de 45 uniendo en el penúltimo fraccionamiento. La ficha
técnica la tenéis en el Viana.
Nos
cambiamos al sol y nos fuimos a comer algo al refugio. Tendimos la ropa y
gracias al esplendido día, nos pudimos secar y disfrutar de la naturaleza.
Bocata de bonito en escabeche con pimientos del piquillo, en pijama, al sol y con buena compañía. Después de comer valoramos el
camino al Bancal y subimos andando un tramo ya que no llevábamos mi todo
terreno. Andamos unos 200
metros por el arroyo que hace de camino y finalmente
Pascual dijo que palante. Subimos los 2,5 kms que marcaba el gps encogidos por
no partir el carter siguiendo el p arroyo. Trepamos peñas y dimos con la nieve y
a escasos 200 metros
dejamos la furgo en un alto y ascendimos por las peñas hasta el Bancal. Había
aún restos de nieve por lo que deducimos claramente que el nombre era bastante
apropiado y temiéndonos lo peor nos fuimos a la boca. (Datum WGS84 30 T 0597015
4464806 – Datos Viana clavados).
El Bancal es un pozo de 69 metros que tiene una
belleza particular. Desde su base se ve la luz del día. Nosotros bajamos con 2
cuerdas, una de 54 y otra de 46 y la cuerda llego justa faltando medio metro
para tocar el suelo de la rampa y 11 mosquetones. Se ancla a un árbol para en
pasamanos coger la vertical del pozaco. El primer largo, hay que desviarlo en pared contraria y
desciende hasta una especie de repisa reguero desde donde baja hasta una
verdadera repisa con pasamanos donde nos mojamos un poco, pero nada que ver con
la anterior sima. Desde la repisa, ya a pocos metros relativamente, bajamos a la
base de la larga rampa llena de troncos y piedras sueltas, que hace divertido el
descenso hasta que la cavidad gira a la izquierda hacia una chimenea que no
llegamos a subir. Desinstalo yo también esta sima y vuelta. Salimos de día,
cosa que agradecimos, y durante el regreso vimos más ciervos que en todas las
salidas juntas. Esta zona es una reserva impresionante. Sin exagerar, las
manadas se sucedían ya en prados ya en el interior de bosque. Impresionante.
Vuelta sin parada ya que en lo alto del Bancal sonó el teléfono y tuvimos que
volver sin parar, ya que Pascual tenía que relevar a su mujer que tenía que
salir a trabajar, con lo que nos espabilamos y a las 10 y poco estábamos ya en
San Fernando. La verdad es que se nos
dio de miedo y rompimos por fin con el horario Talpa, consiguiendo el objetivo
y sobrándonos un poco de tiempo para la comida. Espectacular día que
disfrutamos juntos en plena naturaleza, haciendo lo que nos gusta.
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