jueves, 1 de noviembre de 2012

Cueva Fresca

Como segunda actividad del puente del Pilar, tenáimos los cueveros programada la travesía de cuevas sopladoras-cueva del agua para el viernes. Como el jueves se puso a llover a eso de las 2 de la tarde y no paró en toda la noche, decidimos posponerla para mejor ocasión, ya que la cascada de salida se veía con caudal, así como la vegetación que hay que atravesar en la larga aproximación estaba empapada. Menos mal que así lo decidimos pues volvió a llover por la mañana. Como alternativa, llevábamos preparada Cueva Fresca, con lo que ni cortos ni perezosos dejamos los coches en las casucas de Asón, con la coincidencia de encontrarnos a otro grupo de la zona que iba a realizar también la visita. Nos unimos a ellos, ya que tanto Félix, como Manu, no recordaban bien el acceso a la boca. Nuestro grupo iba al completo, Isa y Manu, Nines y Cache, Mandy y José Mª, Roberto, Félix, Pascual, Mar y yo.  Ascendemos por un camino local marcado que sube paralelo al río y que comienza justo al cruzar el puente que hay poco más adelante de las casucas. Este camino se sigue hasta llegar a dos casas separados unos 80 m. una de la otra , la primera que encontramos tiene un pequeño prado vallado y una enorme higuera, además coincide con un afluente que entra al río Asón desde las peñas de enfrente (Mortillano), además hay una pequeña estación metereológica situada en un prado de abajo como ref. Justo por la valla de la linde de la casa más lejana se sube el prado pegado a la misma hasta entrar en el bosque de hayas (200 m.). El camino se localiza sin problema, ascendiendo en duras rampas hasta la boca de la cueva ED 50 30T 0450217 4786245 Alt: 852.  Como comentaba anteriormente nos pusimos a caldo ya que volvió a llover. Como el trayecto no es muy largo no nos dio tiempo a calarnos. En la boca empezamos a prepararnos. Ibamos con la idea que nos había traladado Félix que no había obstáculos hasta el pozo de la araña, pero al ver al otro grupo ponerse los arneses les preguntamos. Resulta que hay nada más empezar ya un escarpe con cuerda y continuos pasamanos, así que nos preparamos. La boca es de amplias dimensiones y la primera sala también. La galería más grande gira hacia la derecha y parte del equipo para alla que se fue, pero la entrada se encuentra un poco antes de frente a traves de laminadores de techo bajo que te obliga a reptar, con una sala en la que puedes levantarte y luego vuelta a reptar con giro a la izquierda hasta que te situas en la cuerda para superar el resalte de 3 m aprox. Una vez superado la galería cambia y empiezan a aparecer las formaciones. Descendemos la pequeña rampa y encontramos una preciosa colada a la derecha con gour llenos de agua. La galería discurre por enormes salas por el cañón de exploración que nos lleva, después de un pasamanos sin importancia (4 tramos) para quitar miedo del desfondamiento, nos lleva hacia la zona del bloque 64. Todo el camino hay que prestar atención al suelo de arcilla blanquecina que hace que el grupo vaya cayendo uno tras otro. Atravesamos el bloque 64 por dos pasamanos de 5 y 4 tramos avanzamos y llegamos a la fuente de los macarrones y continuando, al trascantin, grieta de 2 metros de ancho con desplome de 20m que pasamaos por el pasamanos, continuando hasta llevar a la vira de la araña que se pasa para evitar el p10, por un escarpe de 5 m, un pasamos de 7 tramos y una rampa de 5 que se baja con el stop.  En este punto se quedan la mitad del equipo, continuando Pacual, Felix, Manu, Mar y yo hacia la 5ª Avenida de gigantescas proporciones por la que avanzamos hasta llegar a la ciclopea sala Rabelais donde termina nuestra visita. Comentar la enormidad de esta sala de 110 metros de longitud por 90 de anchura y 80 de altura y el negro absoluto del espacio que la rodea. Iniciamos la vuelta sin mayores complicaciones haciendo fotos y un poco antes de la vira de la araña descubrimos una gigantesca estalagmita hacia la izquierda del paso que aprovechamos para fotografiar. Salimos en poco más de hora y media y con luz de día y ya sin lluvia y con más calma damos cuenta de una higuera a la vuelta, donde reponemos las fuerzas gastadas. Esta gran cavidad del Asón merece la pena visitarla por su porte similar al de cañuela.

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