Para esta ocasión, nos vamos a
reunir expeleos de varios clubes, aunque finalmente y como viene siendo
habitual en este año del covid-19, no participaremos todos los inicialmente
apuntados. Al final nos juntamos Mar, Patricia, Carmen, Pascual, Moreno y yo
como participantes de la actividad, y José Luís, que acompaña a Carmen, que
visitará la zona como senderista. La organización corre a cargo de Mar, que
como ya nos paso en el anterior intento de septiembre, que fracaso por falta de
permisos, nos ha llevado a alojarnos hasta Amurrio, ya que los albergues más
próximos estaban completos.
Nos alojamos en el hostal Ayala,
de Amurrio, que aunque a 30 Km.
del destino, nos ha parecido muy cómodo y bien preparado ya que dispone de
pequeños comedores y puedes desayunar lo que quieras. Las camas cojonudas y los
baños nuevos. El precio 22 euros por persona/noche.
Nos juntamos a eso de las 9:30 p.m.
casi todos, ya que Carmen y José Luís venían más tarde y cenaron por el camino.
Nos comimos una hamburguesa que no estaba mal en la zona, ya que la pensión
esta en el centro, y a sobar. Quedamos a las 8 a.m. para empezar a desayunar
y a las 9:30 o algo más salíamos para el aparcamiento de Pagomakurre, en el Parque
Natural de Gorbeia (Vizcaya), cerca del pueblo de Areatxa. En este parking tendremos que dejar el coche, ya que el
permiso especifica claramente que no se puede seguir (y aunque te dejasen
tampoco hay pista para llegar). Entre pitos y flautas yo creo que serían las
11 cuando nos encontramos con una
sorpresa que no contábamos con ella. Aquello estaba hasta arriba y no había
sitio. Habíamos pasado por otros parking que también estaban prácticamente
llenos y la cosa se empezaba a complicar, ya que la boca de la sima se
encuentra a 2,5 Km.
de Pagomakurre. Empezamos a evaluar las alternativas hasta que al final nos
tocó la lotería ya que de donde teníamos los coches aparcados en doble fila se
fue una furgoneta que nos permitió meter los dos más grandes. José Luís luego
se busco la vida y el suyo que era más pequeño lo acoplo como pudo.
El día nos iba a dar un respiro
entre lluvia y lluvia, y lo único fueron algunas rachas de viento algo molesto,
pero que no llegaron a congelarnos mientras nos cambiábamos. Tomamos un camino
que justamente daba a los coches y que comienza por una especie de laberinto de
troncos para que el ganado no salga supongo, y que esta bien marcado y es común
para la ruta que va al Ojo Atxular, que no es otra cosa que un arco de piedra
natural muy famoso por la zona. La senda esta bien marcada y va por bosques que
a mi en algún tramo me parecieron secuoyas jóvenes. Es un barrizal de principio
a fin, que se va aproximando a la falda
de una peña, siguiendo durante un buen rato un vallado. Al llegar a un
descampado vimos gente arriba hacia la izquierda que debía de ir al Ojo. Desde
este punto hay que avanzar un poco en diagonal hacia la pared de la peña, donde
encontraremos una cuerda de nudos con un tramo de pasamanos y después dos
cuerdas más que ya habrá que subir con los aparatos y que nos dejan en una boca
mediana que da acceso a la cavidad. Hemos remontado unos 15 metros
aproximadamente. La boca por la que vamos a acceder (ITX 118), ya que esta
cavidad cuenta con varias entradas, se encuentra a los pies de la peña
Asparreta y Aitzkorrigane. Posición al pie de la primera cuerda de acceso a la
boca :30T515470 4769468 (Datum WGS84). En este punto nos dejo José Luís que se
fue a hacer su marcha. Al final, y no me lo explico, a poco más de media hora
desde el hostal, estamos al pie de la boca a las 13 horas , en horario Talpa.
En este primer tramo la galería
es fósil y avanzamos sin problemas hasta llegar a una gatera amplia ascendente
sobre colada y con un fuerte tiro de aire que no deja lugar a duras. Saliendo
de ella avanzamos un poco más por una galería con alguna concreción fosilizada
para encontrar una cuerda que sube una rampa de unos 7 metros y nos deja en el
balcón del pozaco de 150 m.
dividido por grandes bloques. Para no ir echándole el aliento en el cogote al
equipo que va a instalar (Moreno y Pascual), les dejamos 1 hora y pico de
margen, y cual no será nuestra sorpresa que llegando al balcón del primer pozo
oímos a Carmen contactar con ellos.
La bajada se realiza en dos
tramos, de 45 y de 72
metros respectivamente. Para el primero se instala un
pequeño pasamanos a la cabecera por la izquierda, que a los pocos metros se
fracciona. Desde este fraccionamiento nosotros nos iremos en la izquierda en
anclajes químicos a modo de piquetas, bajamos hasta un fraccionamiento con spit
que no podemos poner ya que no entra el tornillo y que dejamos con un mosquetón
a modo de desviador, hacia la izquierda mirando la pared por donde descendemos.
Desde aquí otro tramo hasta ya el último fraccionamiento que nos baja los
últimos metros en volado hasta la cima
de un bloque puntiagudo por el que descenderemos con cuerda e iremos remontando
a pared contraria y hacia la izquierda a lo que será un pasamanos de 4 tramos
con la cabecera, de seguro y reaseguro. Desde este punto bajaremos cómodamente
en 5 fraccionamiento el esplendido pozo de 72 hasta una gran rampa que seguirá
descendiendo hasta sumirse por un caos de bloque con catadióptricos y una
cuerda que en su día debía de estar para bajar el p7 por la derecha. Fuera ya
del caos de bloques, la gran galería, con porte similar a las cántabras, sigue
descendiendo suavemente hasta cortar la galería del Viento. Nosotros seguiremos
por la vía principal. Comentar que un par de compañeros, poníamos de largo el
nuevo stop de peltz y por lo que a mi se refiere la experiencia no ha sido la
esperada, al menos utilizando el stop con su mosquetón doble que hace las veces
de freno, ya que el roce de la cuerda hace que quede marca en un lateral del
stop y hace también que el descenso tenga un roce y una resistencia que no
acaba de convencerme. Otra de las cosas que no me convence, es el cierre del
mosquetón, que no tiene bloqueo de dirección siendo fácil girarlo y abrirlo con
un roce de cuerda. Una vez abajo reunidos, yo no me cosqué pero el grupo ya
había decidido, vista la hora, de no llegar hasta la galería Gorbea, a favor de
poder salir a una hora que nos dieran de cenar, ya que con el covid, a las
10,30 cierran cocinas. Dejamos la cuerda de apoyo y vamos descendiendo por las
amplias galerías hasta llegar al río, donde por algunas piedras colocadas
estratégicamente vamos salvando el mojarnos, hasta llegar a una sala mayor
completamente inundada. Hemos llegado a la cota más baja, -198 metros. Desde aquí
subimos hasta la galería del Campamento y vemos la cuerda que te sube a la
galerías del Pulpo (E10), que dejaremos para otra ocasión. Bordeamos la gran
galería hasta situarnos en un alargado balcón por el que iremos progresivamente
descendiendo a la galería principal y vuelta. No hubo mayor incidente de el de
habernos mojado, unos en el río, otros por los pasos resbaladizos y embarrados.
Empezamos a subir a eso de las
5:45 y yo que era el último, terminaba a las 9:00. Fuimos poco a poco volviendo al aparcamiento en
medio de una tormenta de aire y con la gran suerte de que tampoco nos esperaba
la lluvia. Nos cambiamos para salir corriendo y llegar a eso de las 11 a Areatza (creo) donde
pudimos “cenar” en un kebab. Comentamos la jugada y vuelta para Amurrio y al
final a la 1 en la cama, pero como teníamos a favor el cambio de hora, la cosa
no pudo terminar mejor. Una buena jornada de espeleo en una cavidad con unos
portes que no me esperaba y como siempre con la mejor compañía posible. Queda
emplazada una segunda visita para llegar a la galería Gorbea.
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